Puede sonar a broma. Pero si sales copas por Bruselas puedes encontrarte con que en algún local veas un cartel que prohíbe bailar. ¿La causa de tan drástica medida? Que las autoridades de la ciudad han decidido cobrar un nuevo impuesto a los locales nocturnos, que tendrán que pagar cuarenta céntimos de euro por cada persona que salga a la pista a bailar.
Los impuestos a las actividades de ocio no son algo nuevo en la capital belga. Los parques de atracciones ya pagaban cincuenta céntimos por visitante, y los eventos deportivos unos ochenta y cinco.
Lo que hace que este impuesto sea tan peculiar es su arbitrariedad a la hora de medir el aforo de una sala de baile. En las discotecas que venden entradas resulta bastante fácil hacerlo, pero la cosa es más compleja en los pubs con entrada libre. Además, al final los locales repercutirán esos cuarenta céntimos extras en el precio de las bebidas, así que el impuesto lo acabarán pagando los clientes. Como siempre.
Vicente Fernández López