El cerebro es un órgano extremadamente sensible. Los pequeños golpes que pueden causar lesiones temporales en otras partes del cuerpo, son capaces de provocar daños duraderos en el cerebro. Desde hace mucho tiempo los expertos han investigando los efectos causados por golpes contundentes. Poco se sabía sobre las lesiones originadas en contusiones más leves pero repetidas. Un nuevo estudio de la Universidad de Stanford ha puesto el punto de mira en ellos y concluye que incluso las lesiones pequeñas pueden tener un gran efecto cuando se acumulan en el tiempo.

Cada año, 1,7 millones de personas son diagnosticadas con lesiones cerebrales traumáticas en EE.UU. El 80% de los casos son leves y las consecuencias son dolor de cabeza y mareos, pero ninguna conmoción cerebral. Trauma severo de una fuerza externa no es la causa principal de estas lesiones es templado de la inercia del propio cerebro que hace que para golpear en el interior del cráneo cuando la cabeza se detiene rápidamente. Pero los investigadores no sabían qué tan rápido el cerebro podía moverse dentro del cráneo, o la cantidad de fuerza podría causar daños. Los traumas severos no se producen únicamente por una fuerza externa sino por la inercia del cerebro que se desplaza dentro del cráneo y se detiene súbitamente.

En el estudio, se utilizaron los datos de resonancia magnética de cerebros de tres pacientes para determinar cuánto podía moverse el cerebro dentro del cráneo, y en qué direcciones. Lo que buscaban era saber con qué frecuencia el cerebro se estrella en el interior de la cabeza, midiéndolo en ciclos por segundo o hercios (Hz). Utilizando un modelo estadístico, junto con los datos físicos, los investigadores llegaron a la conclusión de que el cerebro podría dañarse cuando el cerebro oscilaba a una velocidad de 15 Hz. Lo normal es 5 Hz para cosas como girar la cabeza cuando alguien entra en la habitación o para mirar hacia abajo en el teléfono, pero los deportes de contacto puede aumentar la frecuencia a 20 Hz. Y, a diferencia de las conmociones que pueden suceder en menos de un segundo, estos resultados sugieren que bastan pequeños golpes, como los que sufren deportistas en diferentes disciplinas, para causar el mismo daño. Aún cuando se use casco.

Los investigadores sugieren que sus hallazgos podrían influir en una nueva forma de diseñar cascos para practicar deportes de contacto que disminuir la cantidad de movimiento del cerebro dentro del cráneo.

Juan Scaliter