Puede parecer una excentricidad, pero la idea de convertir combustibles fósiles como el gas natural en comida no es tan descabellada. Toda la energía que obtenemos de los alimentos procede del sol: alguna planta usó su luz para hacer la fotosíntesis y crecer, meses o años antes de que la comieras -o de que lo hiciera otro animal-. ¿Por qué no ir más lejos y buscar la energía en el gas natural-metano- que la materia orgánica ha ido desprendiendo durante millones de años? Es lo que intentan dos empresas que compiten por un mercado que podría expandirse en los próximos años.

Calysta y Unibio son las compañías en la carrera por dominar el mercado. Ambas tienen pequeñas plantas de procesamiento del gas. La primera puede producir cien toneladas de pienso para peces en un año. Su siguiente paso es escalar la producción para llegar a más consumidores. De momento, la Unión Europea permite el uso de este tipo de pienso para alimentar el ganado porcino y los peces de piscifactorías, pero la lista puede crecer.

Aunque son dos mercados suficientemente grandes como para que el esfuerzo valga la pena, a largo plazo las mascotas también están en el radar de las empresas. Y la tecnología podría tener un papel importante incluso en la exploración de Marte. Los planes de la compañía SpaceX incluyen la producción de oxígeno y metano para hacer combustible de cohete. El metano también podría servir para que los exploradores llenaran el estómago.

La tecnología se remonta a la década de 1980, y partió de la petrolera estatal noruega, Statoil. Para el nuevo milenio, ya producía 10.000 de pienso toneladas al año. La corporación abandonó la idea porque el producto no había sido aprobado en la Unión Europea y el precio del gas era muy alto. Calysta se hizo con la tecnología.

La empresa, con sede en California, utiliza la bacteria Methylococcus capsulatus para producir el pienso. Las bacterias se alimentan del gas y produce proteína. Cuando ya han generado suficiente, se desecan y se convierten en pienso. A lo mejor tú también te olvidas de la verdura y cultivas bacterias en tu huerto del futuro.

Redacción QUO