Tenemos asumido que no hay personas más bondadosas y sabias para cuidar a un niño, que sus abuelos. Y lo primero, lo de la bondad, puede ser cierto, pero lo segundo parece que no lo es tanto. O, al menos, así lo revela un informe realizado por pediatras del Cohen Children’s Medical Center, en Nueva York.

Según dicho estudio, los abuelos suelen poner en práctica las mismas técnicas que ellos usaban para cuidar a sus hijos cuando eran padres. Pero ocurre que, aunque algunas de ellas siguen siendo válidas, la ciencia ha demostrado que otras muchas son innecesarias o incluso perjudiciales. Y los pobres abuelos no se han enterado todavía.

Los autores del informe realizaron un estudio con más de mil abuelos, y comprobaron que más de la mitad, no sabían que los bebés no debían dormir sobre su vientre abajo o de costado, algo que puede desencadenar el síndrome de la muerte súbita.

Y tampoco sabían que las heridas tenían que vendarse siempre, o que la mantequilla puede usarse para curar quemaduras leves. Mientras que, en cambio, pensaban que era bueno dar un baño en agua helada a un bebé en caso de que tuviera fiebre, con el riesgo consiguiente de provocarle una hipotermia.

Se suele decir que de buenas intenciones está el infierno lleno, y el dicho viene al caso para esta historia. Los abuelos son siempre bienintencionados pero, sin querer, algunos de ellos pueden estar poniendo en peligro la salud de sus nietos.

Los autores del estudio afirman, por tanto, que es necesario instruir a los mayores en los nuevos conocimientos pediátricos

Fuente: ScienceDaily.

Vicente Fernández López