Este fin de semana nos hemos enterado de que una ambulancia arrolló accidentalmente a tres burros en estado salvaje en la carretera C-16, en la provincia de Barcelona. El incidente se saldó con la muerte de dos de los equinos. Pero, ¿realmente hay burros salvajes en nuestro país?
En un sentido estricto, habría que responder que no. Los ejemplares existentes en España pertenecen todos a la variedad de burros domésticos, aunque si los hay que, por diversas circunstancias (se han escapado de sus dueños, o han nacido en reservas naturales), viven en libertad y en un estado asilvestrado.
Los auténticos burros salvajes viven casi exclusivamente en el continente africano (aunque también pueden encontrarse ejemplares en Asia, especialmente en India y en varios países de Oriente Medio), y se dividen en dos subespecies: el pollino somalí y el nubio. La primera de ellas se caracteriza por tener unas rayas en las patas muy similares a las de las cebras, y la segunda por poseer una mancha en el lomo que se asemeja a una cruz.
Los burros domésticos descienden de los ejemplares salvajes africanos, y en la península ibérica han dado lugar a seis variedades autóctonas: la zamorano-leonesa, la cordobesa-andaluza, la majorera, la balear, la de las encartaciones y la catalana.
Se calcula que, actualmente, hay en el mundo alrededor de cincuenta millones de burros, aunque en España solo contamos con unos cien mil. Y, de todos ellos, únicamente unos pocos centenares son de pura raza ibérica.
La mayoría de los ejemplares españoles viven en granjas, en pueblos y en pequeñas reservas, pero se estima que varios miles lo hacen en libertad, especialmente en Cataluña y en el archipiélago balear.
Vicente Fernández López