Unas excavaciones realizadas en los alrededores de la ciudad portuguesa de Estremoz, han servido para descubrir los esqueletos de tres hombres que fueron brutalmente torturados antes de morir, en la Edad Media. La datación de los restos sitúa su antigüedad alrededor del siglo XV. Pero lo que más ha llamado la atención de los mismos han sido las marcas de unos cortes, que revelan que los brazos y las piernas de los tres varones fueron amputados intencionadamente, con toda seguridad antes de morir.
Pero, ¿a qué tormento fueron sometidos esos hombres? No existe una certeza al respecto, pero la justicia medieval tenía un amplio catálogo de tormentos, que provocaban mutilaciones parecidas a esta. La más famosa es el potro, en la que el reo era atado en una especie de mesa con un dispositivo que estiraba sus extremidades hasta arrancarlas.
Otra, igualmente espeluznante, era el llamado divisor de rodillas. Este ingenio consistía en una especie de prensa equipado con cuchillas, que servía para cortar cualquier miembro que se pusiera en medio.
Por último, también era frecuente utilizar una sierra de grandes dimensiones para cercenar los brazos y las piernas de los reos condenados a muerte. Aunque este último tipo de tormento era más habitual en Inglaterra que en la Península Ibérica.
Fuese cual fuese el suplicio al que se vieron sometidos estos hombres, los investigadores consideran que sus crímenes debieron de ser bastante graves, ya que ese tipo de tormentos se reservaba únicamente para reos considerados muy peligrosos.
El hallazgo confirma que la justicia medieval era de una severidad que, vista con ojos actuales, podía calificarse en ocasiones de sádica. Porque, además de las técnicas de tortura ya mencionados, había otros muchos más realmente aterradores. Como el desgarrador de senos, que fue habitual en los procesos por brujería en los países centroeuropeos, y que consistía en un instrumento metálico de cuatro puntas, que se aplicaba al rojo vivo sobre los pechos de la acusada.
Aunque uno de los que resultan más estremecedoras era la llamada «cuna de Judas», una especie de afilada pirámide madera, sobre cuya punta se dejaba caer violentamente el ano del acusado.
Fuente: LiveScience.
Vicente Fernández López