Desde que fuera descubierto en 1912 por el coleccionista polaco Wilfrid Voynich ha sido uno de los misterios que más han traído de cabeza a académicos, criptógrafos y expertos en la materia. Se trata de un libro de finales del siglo XV, escrito sobre vitela, en un idioma indescifrable y con unos dibujos que más que ayudar han confundido más a quienes han querido dar con el autor del mismo. Pero ahora, el investigador Stephen Skinner dice haber descubierto detalles que le harían pensar que el escritor sería un doctor o herbalista judío del norte de Italia, y precisamente han sido las ilustraciones las que le han ayudado a dar con esta teoría.
En una de las secciones hay varios grupos de mujeres que se están bañando desnudas en varias piscinas o cubas llenas de agua (unas en azul y otras en verde) con unas intrigantes tuberías que unen unas con otras. El autor cree que muestran unos baños judíos conocidos como “Mikvah”, que aún se utilizan en el judaísmo ortodoxo para que las mujeres se limpien después del parto o la menstruación: “El único sitio de Europa donde se podían ver mujeres bañándose juntas en la época era en estos baños de purificación, los cuales han sido usados por judíos ortodoxos en los últimos 2.000 años”. Para Skinner, estos dibujos fueron una representación del autor para mostrar la necesidad de una eficiente canalización de agua limpia para la “Mikvah”: “No puede haber otra explicación”.
[image id=»90767″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Otros de los detalles para apuntar que el autor es judío es la falta de signos religiosos cristianos en el códice, en una época de gran superstición religiosa, en la que la Inquisición impuso la ortodoxia católica y castigaba cualquier tipo de herejía: “No hay Santos ni cruces, ni siquiera en las secciones cosmológicas”, apunta Skinner. Por otro lado, el uso de tantos dibujos relacionados con plantas medicinales como opio o cannabis, junto con varias cartas astrológicas, sugieren que se trataría de un médico judío de la época: “En aquellos años, los doctores tenían que ser también astrólogos, para poder determinar de una forma más fiel la naturaleza de la enfermedad y su tratamiento”.
En cuanto a la pista geográfica que apuntaría al norte de Italia, Skinner asegura haber dado con un boceto de un castillo con un diseño muy parecido a una fortaleza Ghibellina, clásica de los castillos del norte de Italia en el siglo XV. Además, muchos pueblos de estas zonas, como por ejemplo Pisa, tenían importantes poblaciones judías y podrían haber inspirado el estilo germánico de algunas de las ilustraciones que vemos en el códice.
Skinner reconoce que su teoría tiene un 85% de posibilidades de ser cierta, pero que deberán ser otros investigadores quienes comprueben si sus hallazgos tienen veracidad. Para reforzar su teoría, este experto en códices medievales está dando un paso más: está buscando libros judíos de la época para intentar dar con códigos similares que le permitan descifrar la escritura del manuscrito Voynich.
Fuente: The Guardian
Alberto Pascual García