Las expresiones faciales que revelan las emociones como el miedo, la alegría o la tristeza, ¿son innatas o aprendidas? Lo cierto es que la ciencia no es capaz de afirmar categoricamente ni una cosa ni otra, aunque desde 1930 hay una corriente que postula que hay algo en ellas que podría considerarse innato. Si eso fuera así, quiere decir que las persona sinvidentes utilizarían el mismo tipo de expresiones emocionales que las que pueden ver.

Para tratar de arrojar algo más de luz en este tema, investigadores de la Universidad de Génova han analizado más de 21 estudios sobre la materia. Descubrieron entonces que, desde 1930 a 1980, quienes investigaban sobre el tema, lo hacían estudiando a bebés ciegos, comparando sus expresiones con las de otros que podían ver. Y, curiosamente, resultaron similares.

A partir de 1980, la tecnología permitió analizar los movimientos de los músculos faciales, lo que reveló que eran los mismos los que estaban involucrados en expresar las emociones en el rostro de los invidentes, como en los del resto de las personas.

De hecho, un estudio realizado en 2004 con atletas paralímpicos y otros que podían ver, demostró que sus rostros lucían expresiones de resignación muy similares, cuando mostraban su decepción por no haber ganado una medalla.

Todos estos datos parecen avalar la teoría de que se trata de algo innato. Pero los investigadores de Génova también manejan investigaciones que ponen de manifiesto que las expresiones emocionales de los invidentes difieren de las del resto cuando se les pide que las expresen de forma voluntaria.

La conclusión a la que han llegado los autores del estudio es que la expresión de las emociones es idéntica en ambos grupos cuando es espontánea, gracias la biomecánica del rostro. Perola imposibilidad de aprender por imitación como se finje una sonrisa o una expresión de tristeza, dificulta a las personas invidentes a la hora de utilizar ese recurso a voluntad.

Por supuesto, es un estudio observacional, así que sus conclusiones no son definitivas, y tienen que ser validadas por más investigaciones posteriores.

Fuente: ScienceDaily.

Vicente Fernández López