Parece chocante, porque para los occidentales, dar la mano es algo que forma parte de su cultura, más aún cuando es cuestión de negocios o de mostrarse formal. De hecho, serán muchos quienes si no reciben un buen apretón de manos puedan llegar a ofenderse. Pero ¿qué ocurre con los orientales de la zona este de Asia? Para ellos, dar la mano no es algo tan importante y se decantan más por la inclinación de su cuerpo hacia delante, como una pequeña reverencia. De hecho, cuanto mayor sea el grado de inclinación, mayor respeto se tiene ante la persona que se encuentra en frente.

Ahora un estudio de la Universidad de Illinois (EE.UU.) ha querido valorar está forma de comunicación dentro de una reunión de trabajo, viendo cómo reaccionan ante diferentes situaciones tanto occidentales como orientales. Para ello, mostraron a 88 personas pequeños vídeos en los que se mostraban a hombres y mujeres en reuniones de negocios comenzando la interacción dando la mano o evitándolo. Después de cada vídeo se pidió a los participantes que valoraran cuál era su grado de interés en hacer negocios con quienes aparecían en los vídeos y cómo de competentes les parecían.

Los resultados mostraron que, comparados con los participantes asiáticos, los occidentales mostraron unas evaluaciones más positivas en las interacciones que implicaban darse la mano. Además, comprobaron que incluso hombres y mujeres lo hicieron de forma diferente. Por un lado, las mujeres occidentales evaluaron todas las situaciones de forma positiva, sin importar si en ellas se daban o no las manos, mientras que los hombres occidentales evaluaron de forma más negativa los casos en los que las figuras masculinas no daban la mano, mientras que si eran mujeres no tuvieron en cuenta si daban o no la mano y les dieron a todas una evaluación positiva.

El profesor de psicología y miembro del equipo, Florin Dolcos, apunta que: “Nuestros resultados muestran que en los hombres occidentales existe siempre expectación para dar la mano en los primeros encuentros con otros hombres, pero no parece que les afecte de ninguna forma en caso de que al otro lado haya mujeres. Esto es un claro ejemplo de cómo una nimiedad puede marcar una diferencia en nuestras interacciones sociales diarias”.

El siguiente paso del equipo es ampliar estos resultados con situaciones que impliquen el uso de reverencias en escenarios donde el interlocutor es un asiático. También pretenden investigar cómo funcionan los mecanismos cerebrales en la formación de una primera impresión en diferentes grupos étnicos.

Fuente: EurekAlert

Alberto Pascual García