Benjamin Franklin se casó en 1730 con Deborah Read, con quien tuvo dos hijos, Francis y Sarah. Pero aquel matrimonio estuvo muy lejos de ser feliz ya que, durante décadas, el científico y su esposa vivieron bajo el mismo techo, pero se comportaron como si fueran dos extraños. Siempre se ha creído que ese distanciamiento fue debido a las infidelidades de Franklin pero, ahora, un historiador llamado Stephen Coss ha propuesto una nueva causa: las vacunas.

En la época de Benjamin Franklin todavía no existía la vacunación tal y como la conocemos actualmente, pero si se practicaba la llamada inoculación, que sería el antecedente de las actuales vacunas. El problema es que la técnica de la inoculación no era completamente segura y, aunque salvaba muchas vidas, no impedía la muerte de todos los pacientes de enfermedades infecciosas.

Pese a ello, Franklin era un firme defensor del uso de la inoculación para tratar las epidemias de viruela. Por eso, siempre extrañó que, en el último momento no se la aplicase a su propio hijo Francis que enfermó y acabó muriendo de viruela.

Estudiando la correspondencia del científico y político estadounidense,Stephen Coss ha llegado a la conclusión de que su esposa Sarah se oponía a la inoculación por motivo religiosos. Y no era la única, el propio hermano de Franklin también era contrario a dicha práctica sanitaria.

Por eso, cuando falleció su hijo, Benjamin escribió en una carta que era muy frustrante que no se pudiera aplicar el tratamiento a un niño solo porque uno de los progenitores se opusiera a ello, estando el otro a favor.

El historiador Stephen Coss afirma que esa carta esa misiva cargada de dolor en la que culpa de forma velada a su esposa de la muerte de su hijo. El investigador considera que este suceso fue el que realmente provocó el deterioro de la relación matrimonial entre ambos.

Vicente Fernández López