La quinta fuente del Derecho en Japón es la jurisprudencia. Esto quiere decir que la sentencia o fallo del juez influye en cómo se maneja a nivel legal una situación concreta. Normalmente no solemos enterarnos de muchas que afecten especialmente nuestras vidas (que las hay), pero en Japón se ha dado un caso que pone en jaque a toda una profesión: los tatuadores.
Hace 16 años, el ministro de Salud japonés decidió elevar la clasificación de los tatuajes a ‘práctica médica’ por una serie de incidentes. Todo esto sería una decisión más o menos discutible si realmente la medida hubiera ido más allá de un simple titular, ya que no hay ninguna acreditación o trámite burocrático para poder obtener un documento o licencia, extendido por del Ministerio de Sanidad, que acredite legalmente a los tatuadores de que están autorizados por Sanidad para la práctica de esta profesión.
Como veis, estamos ante la clásica laguna legal. Una laguna que ha pasado inadvertida desde 2001 y que ha alcanzado notoriedad a consecuencia de un caso concreto que sienta un gran precedente en la jurisprudencia del país y un grave inconveniente al gremio de tatuadores profesionales de Japón. El hecho ocurrió en 2015, cuando la policía de Osaka denunció a Taiki Masuda, un tatuador. La razón de la denuncia es que no disponía de licencia médica profesional para su práctica.
Como ya hemos dicho anteriormente, no es posible poseer esta licencia porque no existe. Aún así, el pobre señor Masuda tuvo que armarse de paciencia, acudir a los tribunales y pagar una injusta multa de más de 2.000 euros. Como es natural, el tatuador se cogió un enfado considerable y recurrió la sentencia alegando que él y sus compañeros de gremio son artistas y no médicos. A pesar de su argumentación impecable y de tener la razón de su lado, Masuda volvió a perder. La sentencia vuelve a confirmar que el tatuador incumplió la ley por no disponer de la licencia correspondiente, aunque le reduce la multa a la mitad de la cantidad inicial. Aún así, Masuda volverá a apelar la sentencia.
¿Qué quiere decir esto? ¿No sabe la corte de Osaka que no es posible obtener esa licencia a no ser que estudies medicina? Es extraño que hayan caído en un error tan obvio, por lo que todo apunta que vienen tiempos difíciles para los tatuadores de la ciudad. El fallo del juez crea un precedente legal peligroso, ya que cualquiera puede denunciar a un tatuador por su trabajo y por no disponer de la licencia necesaria.
Fuente: The Japan Times
Rafael Mingorance