Un estudio realizado en 2016 reveló que había en Europa bastantes ejemplares de ardillas rojas infectadas con una cepa de lepra medieval. Pero, ahora un nuevo hallazgo realizado por investigadores del St John’s College Cambridge, confirma que estos simpáticos animales fueron también los responsables de la expansión de la enfermedad por Gran Bretaña y otras partes de Europa.
Las pruebas de que esto fue así las ha proporcionado el cráneo de una mujer que murió hace más de 1.000 años en Suffolk. El análisis de los restos reveló que sufrió la misma cepa de lepra medieval que se ha detectado en otros muchos esqueletos encontrados en territorio británico. Pero también en otros restos humanos hallados en Dinamarca, Noruega y Suecia. Que, además, es la misma que padecen las ardillas del estudio que mencionábamos.
Los investigadores sostienen la tesis de que probablemente fueron los vikingos quienes trajeron en sus barcos ardillas contaminadas con lepra. Las pieles de estos animales eran muy codiciadas en la época, y el comercio de las mismas contribuyó a expandir al enfermedad por Europa.
Conviene recordar que las ardillas no son los únicos animales que transmiten esta enfermedad. Los armadillos también pueden hacerlo y, de hecho, son los responsables del repunte de casos que se está produciendo en Estados Unidos.
Vicente Fernández López