Cincuenta y seis años ha tardado el mundo en premiar el gesto de Vasili Arkhipov, un marino soviético que evitó el inicio de una guerra mundial de devastadoras consecuencias. Es sabido que la llamada crisis de los misiles de Cuba fue, probablemente, el momento en que Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron más cerca de enzarzarse en una guerra nuclear.
A finales de octubre de aquel año, en el momento más crudo de dicha crisis, varios submarinos rusos zarparon rumbo a La Habana, todos ellos armados con torpedos con carga nuclear. Y Vasili era oficial en una de esas naves. Pero si la situación ya era tensa entre las dos superpotencias, cuando los submarinos llegaron a aguas del Caribe, la cosa ya estaba al rojo vivo.
Un día antes, un avión de reconocimiento estadounidense había sido derribado sobre Cuba por cazas mig soviéticos. Tras detectar la presencia de los submarinos, la marina americana comenzó a arrojar cargas de profundidad para obligarles a salir a la superficie.
En esa situación, el Kremlim ordenó a sus naves que evitaran el enfrentamiento y dieran la vuelta. Pero el submarino en el que viajaba Vasili no acató dicha orden. ¿Por qué? Su sistema de comunicaciones estaba averiado, así que la nave continuó sumergida mientras las cargas de profundidadestallaban cada vez más cerca.
Tras horas de angustia, el comandante soviético perdió los nervios y reunió a sus oficiales para comunicarles que estaba dispuesto a presentar batalla y a disparar un torpedo con cabeza nuclear. Todos los oficiales de la nave respaldaron su decisión salvo Vasili quien, con sus argumentos, logró que su comandante entrara en razón. Arkhipov convenció a su superior de que diera media vuelta y esperara a que las comunicaciones se restaurasen para actuar.
La actuación de Vasili fue providencial porque, horas después Kennedy y Kruschev firmaban un acuerdo que ponía fin a la crisis. ahora, 56 años después de aquel suceso, la fundación estadounidense Future of Life, que premia a aquellas personas que lucha porque este sea un mundo mejor, ha decidido conceder su galardón de este años al marino soviético. Arkhipov murió en 1998, pero sus hijos lo recibirán en su nombre.
Vicente Fernández López