La Estación Espacial Internacional ha estado ocupada ininterrumpidamente desde el año 2000. Seis astronautas de distintas nacionalidades forman su tripulación y son periódicamente reemplazados. En 2011, por primera vez en la historia, un papa (concretamente, Benedicto XVI) mantuvo una conversación por videollamada con los tripulantes de la ISS. Y, ahora, durante este fin de semana, el papa Francisco ha repetido la experiencia de su predecesor.
El pontífice quiso saber que sensaciones experimentaban los astronautas al contemplar nuestro planeta desde el espacio. Y todos ellos coincidieron en la perplejidad que les producía contemplar nuestro «insignificante» lugar en el Universo. Pero hubo un momento especialmente emotivo, y que se produjo cuando el astronauta ruso Sergey Ryazansky afirmó que se sentía especialmente emocionado de estar en el espacio por haber sido capaz de seguir la senda iniciada por su abuelo, que fue uno de los técnicos involucrados en el lanzamiento del primer satélite Sputnik.
También resultó especialmente llamativo el momento en que el astronauta italiano Paolo Nespoli (que curiosamente, también estaba en la ISS cuando se produjo la videollamada de Benedicto XVI) expresó su deseo de que líderes religiosos, poetas, filósofos y políticos pasasen un tiempo en la estación espacial, para poder reflexionar sobre la condición humana desde una posición muy especial.
Por su parte, el papa Francisco hizo suyas las reflexiones de los astronautas sobre lo insignificante que parece nuestro mundo desde el espacio, para lanzar un mensaje sobre la necesidad de cuidar el medioambiente de este pequeño planeta que es nuestro hogar.
Vicente Fernández López