En abril de 2016, hace apenas 1 año y medio, saltaba a la palestra los Papeles de Panamá: una investigación que sacaba a la luz una de las mayores investigaciones a nivel mundial sobre los paraísos fiscales y las oficinas “offshore” que allí operan. Pero esto solo fue el principio, porque ahora el listón sube de categoría hasta llegar a los conocidos como “Paradise Papers”: 13,4 millones de documentos filtrados al periódico alemán Süddeutsche Zeitung y compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, los cuales destapan la dudosa legalidad de las operaciones realizadas a través de los bufetes de abogados Appleby (fundada en Bermudas) y Asciati Trust (en Singapur).
Entre los papeles, empiezan a saltar nombres como el yerno de Donald Trump, el principal recaudador jefe de la campaña política del primer ministro canadiense Justin Trudeau o, incluso, la propia Reina Isabel II. También han destacado empresas como Apple o Nike, incluso figuras de la música como Bono o Madonna. Vamos a centrarnos en este último caso para valorar cómo conseguían estas grandes fortunas amasar más dinero del que ya tenían.
¿Cómo funciona este entramado?
La diferencia en relación a los “Papeles de Panamá”, cuyo despacho era Mossack Fonseca, era que los servicios “offshore” que ofrecía a sus clientes eran únicamente la constitución de sociedades. Pero en el caso actual de los “Paradise Papers” implica además la planificación fiscal centrándose, sobre todo, en cómo reducir o eludir las obligaciones fiscales de grandes e importantes fortunas. Son estas operaciones las que están siendo investigadas, ya que podrían estar fuera de la legalidad.
Para el economista y experto en financiación y negociación, David Antolín, no es algo nuevo y seguirá ocurriendo: “Pasará de por vida con todas aquellas empresas que ganan grandes cantidades de dinero, ya que buscarán cualquier artimaña o fleco en la ley para intentar distraer la atención del fisco para no pagar impuestos. Si tienes la capacidad de poder formar una sociedad en un paraíso con menos presión fiscal, llevas allí tu fortuna. Eso sí, deberías informar en tu país de origen que tienes una línea de negocio en otro lugar donde también generas beneficios, tributando menos”.
[image id=»93076″ data-caption=»Fuente: Pascal Mannaerts» share=»true» expand=»true» size=»S»]En el caso de Madonna, la cantante habría comprado en 1998 unas 2.000 acciones de SafeGard Medical Limited, una empresa de suministros médicos adscrita a la jurisdicción opaca de las Islas Bermudas. Al parecer, en este movimiento la cantante no aportó su dirección postal, sino la de una persona de su confianza, Shari Goldschmidt, su manager empresarial. La sociedad se disolvió 15 años después. Ahora Madonna calla, pero se espera que dé una explicación sobre estos movimientos, porque muchos ven en este desvío de atención hacia otra persona, una forma de poder sacar beneficio de forma paralela.
¿Qué interés puede tener? Una sociedad “offshore”, también conocida como “sociedades pantalla”, ayuda a ocultar al verdadero dueño del patrimonio. Los bufetes implicados buscaron una mejor optimización del pago de impuestos y se habrían servido de ellas para que sus clientes se aprovecharan a la hora de evadir los pagos a Hacienda. Ahí entra la figura del testaferro o en inglés “trust” que es una persona a la que cedes tus bienes para que los administre en tu beneficio dentro de la jurisdicción “offshore”, y mejor aún, tu nombre no se ve reflejado en ninguna parte. Por lo tanto, esta figura funciona al margen de la legalidad. Según Antolín, “en casos como en Appleby han ocultado adrede la información, no se aporta a la Hacienda local la información del beneficio que se está generando en otro país. Ahí es donde se incurre en delito”.
Figuras con mucho poder económico se apoyan en estos bufetes para que esa gestión sea legal y honesta. Esperan que su patrimonio no se reduzca y que incluso pueda aumentar con la compra de acciones, inversiones en inmuebles o en negocios que puedan ser beneficiosos. Para Antolín, en los casos de Madonna o Bono no creen que lo hicieran a conciencia: “Yo creo que intención no existe. Al final son personas que ganan mucho dinero y que contratan a un fiscalista o un abogado que optimice su patrimonio, pagando los menores impuestos posibles, pero entiendo que siempre dentro del marco legal. Por ejemplo, invertir en cierto tipo de empresas o apoyar proyectos deportivos o cinematográficos pueden servirles para beneficiarse de diversas desgravaciones fiscales”. Una forma de que las grandes fortunas generen más beneficioso menos pérdidas.
Sea como fuere, una vez más, se demuestra que incluso en los bufetes que aseguran tener los máximos estándares de control, también se hacen movimientos que operan al margen de la legalidad. Así que seguiremos atentos a todo lo que vaya surgiendo.
Los “Paradise Papers” han sido publicados en España a través del diario digital El Confidencial y del la televisión privada La Sexta.
Alberto Pascual García