Cualquiera que sea muy aficionado al baloncesto recordará el nombre de Manute Bol, un jugado que destacó en los años 80 y 90, por ser el segundo más alto de toda la historia de la NBA (el primer puesto lo ocupa el rumano Gheorghe Mureşan, que era unos milímetros más alto que él). Nacido en Sudán en la tribu de los dinka, medía 2,31 metros y pesaba 92 kilos. Su llegada al mundo de la competición deportiva se produjo casi por azar, ya que fue un primo suyo que estaba estudiando en Estados Unidos quien habló de la prodigiosa estatura de su primo a los miembros de un equipo de baloncesto. Eso motivó queun ojeador viajara al país africano para conocerle y ficharle.
La primera vez que Manute intentó hacer un mate se partió los dientes al golpearse con el aro. Pero, ahora, el jugador (que ya faclleció en 2010) vuelve a ser noticia por un tema que siempre estuvo rodeado de un halo de misterio. ¿Cual era su verdadera edad? Oficialmente, nació en 1962 pero, ahora, Kevin Mackey, que fue su entrenador en la Universidad de Cleveland, afirma que Manu podría haber tenido entre 40 y 50 años cuando jugó en la NBA. «Yo le puse su fecha de cumpleaños en la ficha, porque nadie sabía realmente cuantos años tenía», ha confesado.
Ha habido grandes jugadores de baloncesto que han prolongado su carrera más allá de los cuarenta pero, realmente, es algo excepcional que un jugador la inicie a esa edad, ya que, tal y como explica Mackey: «Si tienes más de 35 años se te cierran todas las puertas».
Tras dejar la NBA, Manute regresó a Sudán dónde se convirtió en jefe de su tribu y dedicó gran parte del dinero que había ganado a ayudar a los más desfavorecidos y a apoyar al bando rebelde en la guerra civil de su país. Desafortunadamente, su salud se volvió muy frágil. Padeció artritis y el síndrome de Stevens-Johnson, una gravísima enfermedad de la piel que también puede afectar a otros órganos, y que acabó costándole la vida.
Vicente Fernández López