A nadie le gusta la gente demasiado arrogante, pero la modestia, cuando no es sincera, tampoco es muy bien recibida. Los americanos incluso han acuñado un término, humblebragging, para referirse a aquellas personas que tras su aparente modestia, en realidad solo están camuflando lo mucho que se valoran así mismos. Una tendencia que se ha hecho más evidente con las redes sociales, dónde uno puede encontrarse con mensajes de twitter del tipo: «Es muy cansado que siempre me confundan con un actor», junto a una foto en la que se ve que la persona tiene, efectivamente, un parecido notable con Ryan Gosling. O ese amigo al que siempre le decimos que vale muchísimo pero, aún así, no para de repetir que no, que él no vale tanto, en un intento desesperado de que le sigamos halagando el oído.

Ahora, un experimento realizado por la Universidad de Harvard, ha revelado lo que casi todos intuíamos, que la falsa modestia causa casi siempre una mala impresión. Los investigadores realizaron un experimento en el que los participantes tenían que elegir que frase les producía más rechazo entre una selección de ellas que revelaban distintas actitudes: falsa modestia, arrogancia, ironía… Y las elegidas de forma unánime fueron las que pertenecían a la primera categoría.

El hallazgo puede parecer anecdótico, pero tiene implicaciones importantes porque, la falsa modestia es una actitud en la que todos caemos en alguna ocasión. Por ejemplo, en una entrevista de trabajo en la que nos pregunten cual es nuestro mayor defecto. Ala vista de este experimento, responder el clásico «el perfeccionismo»,tal vez no sea una buena idea.

Vicente Fernández López