Es un clásico de la ilustración científica pero hecho en cartón, probablemente el esqueleto más frágil que jamás haya existido. Mide 1,80 m y puedes construirlo con tus propias manos a partir de piezas ya cortadas, con hendiduras que facilitan su ensamblado. No hacen falta tijeras, grapas ni pegamento y sus articulaciones se flexionan y enderezan para que puedas colocarlo en la postura que quieras. La editorial Taschen lo ofrece en forma de libro pensando en estudiantes de Medicina,
diseñadores gráficos y aficionados a la biología e incluye etiquetas anatómicas en inglés y latín. Pero ¿por qué no utilizarlo también para colgar ropa, exhibir fotografías o bailar con él?
Redacción QUO