El mundo ha estado casi diez días en vilo esperando conocer la suerte de los doce niños (miembros de un equipo de fútbol) y su entrenador, que desaparecieron en el interior de la cueva de Tham Luang, en Tailandia. La caverna (que mide más de diez kilómetros) se inundó a causa de las torrenciales lluvias que cayeron en la región, impidiendo a los pequeños salir de su interior.

Pero, finalmente, dos buceadores británicos que participaban en el operativo de rescate los han encontrado a todos ellos con vida. Los equipos de salvamento tenían la esperanza de hallarlos en una cámara subterránea conocida como Pattaya Beach. Pero no estaban allí. Finalmente, los han encontrado en otro lugar situado a unos 400 metros, y que estaba a algo más de altitud, lo que les permitía mantenerse a salvo de las aguas. En el mapa de la izquierda, que muestra como es la cueva, hemos señalado con un círculo rojo el área donde está el lugar en el que se encuentran los niños.

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La alegría de los pequeños fue inmensa al ver aparecer a los dos buceadores. Nada más encontrarlos, uno de ellos les preguntó: «¿Cuántos sois?». «Trece» le respondieron. «Trece, brillante», exclamó satisfecho el buceador al saber que todo el grupo estaba a salvo.

Los dos miembros del equipo de rescate tranquilizaron a los niños, diciendo que iban a avisar de que los habían encontrado, pero que regresarían cuanto antes. «Comida, comida, comida, traed comida. Estamos hambrientos», exclamó uno de los pequeños. «Habéis estado aquí diez días… Sois muy fuertes», respondió el buceador.

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La historia ha tenido final feliz, aunque los niños aún tendrán que esperar mucho tiempo antes de poder salir al exterior. Las autoridades creen que todavía podrían tardar meses. ¿Por qué? Como primera opción, barajan esperar a que descienda el nivel del agua, aunque también se ha planteado la posibilidad de enseñarles a bucear. Aquí desarrollamos las opciones actuales.

Vicente Fernández López