La leyenda dice que el Taj Mahl es de color rosáceo por la mañana, de un blanco lechoso por la tarde y dorado cuando muere el día. Y puede que ese dicho fuese cierto en el pasado, pero la realidad es que el fabuloso monumento ha perdido sus espectaculares colores. Y la causa no es otra que la contaminación.
Los efectos de la polución, de la lluvia ácida y de los excrementos de los pájaros e insectos, han deteriorado el Taj Mahal, hasta el punto de hacerle perder su esplendor de antaño. En las últimas décadas se han llevado a cabo algunos intentos de restaurarlo, pero lo cierto es que sus resultados han dejado bastante que desear.
Por ese motivo, la Corte Suprema de India ha dado un ultimátum al gobierno: o restaura el monumento o habrá que plantearse la posibilidad de demolerlo. Nunca hasta la fecha se había planteado una posibilidad tan drástica, y la amenaza ha causado un profundo impacto en la opinión pública del país.
De momento, como primera medida se ha prohibido que se realicen rituales en el interior del edificio, para no dañarlo más. Pero los funcionarios enviados por el tribunal para evaluar la situación, se muestran bastante escépticos con que pueda revertirse el proceso de deterioro.
El Taj Mahal fue construído en 1631 por el emperador mogol Shah Jahan, en honor a su esposa Arjumand Banu Begum, que falleció durante un parto.
Fuente: ScienceAlert.
Vicente Fernández López