El latín es una lengua que ya solo domina la gente muy erudita. Para la mayoría de nosotros es una gran desconocida, más allá de las pocas nociones que aprendimos en el bachillerato. Y entre lo mucho que ignorampos de ella está su potente capacidad para insultar.
Ahora, en el 52 Encuentro Anual de Historiadores Alemanes, celebrado en la ciudad de Münster, el investigador especializado en la antigua Roma, Martin Jehne, ha recordado que los romanos eran unos auténticos maestros en el arte del insulto. Tal y como ha explicado, lo usaban con frecuencia en la vida pública, y muy especialmente en el ámbito político.
Los oradores romanos recurrían a insultos elaborados y muy hirientes para atacar y desacreditar a sus adversarios, en un tono que, según Jehne, hoy sería considerado fácilmente como «discurso del odio». Pero, ¿cuáles eran los insultos que usaban los romanos? Aquí hemos recopilado unos cuantos.
Patricus (cabrón o puto, dependiendo del contexto), sociofraudus (traicionaamigos), cinaedus (sodomita), bustirapus (que roba a los muertos), malus nequanque (malo para todo), ructabunde (bolsa de pedos).
Y los grandes oradores llegaron a ser unos maestros en el dominio del insulto. Como muestra de ello, esta invectiva de Apuleyo dirigida contra un enemigo: «Foetorem extremae latrinae (Eres como el hedor de una letrina pobre)». O esta otra de Plauto: «Ah, lassitudinem Hercle verba tua mihi addunt, enicas (Todo lo que dices es tan aburrido, por Hércules, que podrías asesinar a alguien por monotonía»).
En definitiva. Que aún nos queda mucho por aprender de los romanos. Incluso a la hora de insultar.
Fuente: IFL Science.
Vicente Fernández López