En el fondo del lago Tinnsjø, en Noruega descansan desde hace 74 años los restos de un ferry. Pero no se trata de una embarcación cualquiera ya que, de no haber sido hundida en 1944, habría aumentado las posibilidades de Hitler de ganar la II Guerra Mundial o, como mínimo, habría prolongado la contienda varios años más.

El óxido de deuterio, también conocido como agua pesada, es una molécula esencial para la fabricación de una bomba atómica. En 1942, los aliados tuvieron la certeza de que los nazis estaban produciendo este elemento en una planta eléctrica situada en Vermok, en las montañas de Noruega.

Los británicos pusieron en marcha un plan de bombardeos y operaciones de comandos para destruir aquellas instalaciones. Y aunque lograron frenar la producción temporalmente, la central siguió activa y reanudó sus operaciones. Hasta que, en febrero de 1944, debido a que los bombardeos eran cada vez más intensos, los científicos nazis decidieron enviar el cargamento de agua pesada obtenido, a Berlín.

El preciado material fue cargada en un vagón de tren a bordo de un ferry llamado Hydro para atravesar el lago Tinnsjø. Pero, a mitad de la travesía, la embarcación se hundió debido a la explosión de un artefacto colocado por Knut Haukelid, un partisano noruego que formaba parte de un comando enviado desde Londres.

La explosión causó la muerte de catorce noruegos que viajaban en el ferry, pero acabó con las posibilidades de Hitler de desarrollar la bomba atómica. Ahora, un equipo de investigadores está rastreando el fondo del algo para localizar los restos del Hydro.

Vicente Fernández López