Otra forma de confundirse con el entorno es camuflarse. Y para ello, los nuevos materiales también pueden ser idóneos. Por ejemplo, un equipo de científicos de los Laboratorios Nacionales de Sandia, en Estados Unidos, ha dado a conocer un sistema para lograr un material sintético que podría cambiar de color. Según el responsable principal del proyecto, George Bachand, su objetivo podría estar a su alcance en cinco o diez años.
El sistema, explican los investigadores, funcionaria de forma similar a como lo hacen los peces, sin necesitar una fuente de energía externa. Para ello se basaría en un combustible celular básico, llamado ATP, que libera energía según se descompone. Cuando los peces cambian de color, las proteínas motoras agregan y dispersan cristales de pigmento de la piel reconfigurando su color. En el caso del sistema de Bachand, se ha remodelado la estructura de la proteína para introducir un interruptor en el motor.
Redacción QUO
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