Morten Kringelbach, de la Universidad de Oxford, ha desarrollado el primer chip sexual. Es un microcircuito que envía shocks al cerebro mediante electrodos implantados en la corteza orbitofrontal, el centro neurálgico del placer.
Aún quedan 10 años para que esté listo. Se espera que su implantación sea mínimamente agresiva y puedan explorarse nuevas áreas de estimulación. Contará con un interruptor, para que el usuario mantenga a raya su libido.
Redacción QUO