Este robot creado por la Universidad de California, San Diego, es el primero capaz de aprender a reproducir expresiones faciales de forma autodidacta.
Con un espejo delante, va analizando y aprendiendo a sonreír y a fruncir el ceño sin haber sido programado.
El rostro de este genio artificial tiene 30 “músculos” faciales con otros tantos motores que, junto con su piel hecha de un polímero elástico llamado frubber, le dan gran realismo.
Redacción QUO
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