El Arropiero
Nombre: Manuel Delgado Villegas
Período sangriento: 1964-1972
Categoría: Asesino organizado
Crímenes: Confesados, 52; probados: 8
Actuaba: En Cataluña, Ibiza y Cádiz

Un asesino ansioso de fama

El Arropiero se incriminó de muchos asesinatos que jamás fueron demostrados.

1. Durante su estancia en Francia dijo que intentó entrar en una banda de atracadores y, como no le admitieron, les mató a todos con una metralleta.
2. Se autoinculpó del famoso “crimen de la tinaja”, uno de los casos no resueltos de nuestra crónica negra.
En 1969 se encontró el cadáver descuatizado de una mujer con pasaporte americano (falso) en una tinaja de aceite. Dos años después se averiguó que era una prostituta española que vendía sus servicios a los soldados de la base de Torrejón de Ardoz.

Cronología sangrienta

1966 Primer crimen. Mató a pedradas a un tipo dormido.

1972 Asesinó a una hippy francesa en Ibiza para robarle droga.

1973 Arrestado, fue el primer reo transportado en un avión especial.

1988 Por su larga barba, le apodaron Robinson Crusoe.

1998 Fue excarcelado y murió a los dos meses.

Deshaciéndose de los cadáveres

El Arropiero solía arrojar los cuerpos en pozos, semienterrarlos… En el caso del publicista, lo arrojó al río Tajuña.

Su ídolo mexicano

El Arropiero se dejó crecer un bigotillo al estilo de Cantinflas. Se sentía muy orgulloso de su ligero parecido con el cómico mexicano.

Su última muerte

En 1972 salió a pasear en moto con su novia.

El golpe del legionario

El “golpe del legionario” consiste en golpear la nuez con el canto de la mano. Provoca la rotura del hueso hioides en la laringe y la muerte por asfixia.

La prueba definitiva

Los agentes no se creyeron su historia hasta que Manuel les condujo al cadáver.

Miembro del tercio

En 1961 ingresó en la legión. Ahí aprendió a dar el llamado “golpe del legionario”, con el que mató a la mayoría de sus víctimas.

Su crimen más famoso

Con dicha técnica mató en un olivar a Venancio Hernández, publicista famoso en los años 60 por crear el eslogan: “Chinchón, anís plaza y mesón”.

Excitación mortal

Mientras hacían el amor, la estranguló con los pantis.

Interrogatorio rutinario

La policía le interrogó por pura rutina, pero, inesperadamente, él confesó su crimen.