Olvídense por un momento de Emmanuelle, Portero de noche, La gran comilona, y otros clásicos. Y descubran otros hitos (tal vez no tan conocidos por todos los públicos) del cine escandaloso. Catorce películas que en su momento provocaron auténtico alboroto. Vistas hoy, alguna de ellas puede que roce el candor, pero les aseguro que en la lista las hay que siguen conservando intacta su capacidad de turbación. Relájense, disfruten… y suden.

Carmencita (1894): el primer filme censurado de la historia

Bien, lo primero que toca es aclarar que el concepto de morbo ha evolucionado a a través de la historia. Y lo que visto con los ojos de hoy puede parecer recatado e inocente, muchos años atrás era considerado el sumún de lo lujurioso. Por ese motivo, les presentamos el corto Carmencita, que tiene el honor de ser la primera película censurada de la historia del cine. La cinta, que muestra la danza de una bailaora española, fue exhibida en el Kinetoscopio ( el antepasado de los actuales cines) que Thomas Alba Edison tenía en Ashbury Park. Aunque parezca mentira, la cinta provocó la ira de dos políticos locales, James A. Bradley y frank Ten Broeck, que se encontraban entre el público, y que solicitaron la inmediata retirada de la película bajo amenaza de cerrar el local. Aquí les dejo el vídeo completo para que puedan disfrutar de esta pieza histórica. Coincidirán conmigo además que, al ser una película muda, ver a la joven bailando sin música, resulta una sensación tan extraña como encantadora.

Myra Breckinridge (1970)

Hay películas que son de otro mundo. Y esta es una de ellas. Adaptando una novela del inclasificable Gore Vidal, Michael Sarne realiizó aquí una de las más salvajes críticas contra el machismo que sejamás se han filmado. La historia la protaogniza Myro que tras viajas a Copenhague para cambiarse de sexo vuelve converido en Myra (una escultural Raquel Welch). La chica se presenta ante su tío Buck, un viejo verde y resentido encarnado por el venerable John Huston, que dirige una academia de actores. Myra se dedica a humillar a su tío al igual que al otro símbolo del machismo, un apuesto y viril aspirante a estrella del cine, al que la heroína acaba sodomizando delante de su novia (encarnada por una debutante Farrah fawcett). El propio Huston se reserva además una escena mastrubatoria mientras se relame contemplando los encantos de la Farrah. Y encima sale Mae West, realizando el comeback más patético y a la vez divertido de la historia. En fin, una joya del cine pop, setentera e inconformista, y con un brillante reparto que completan el veterano John Carradine y un jovencísimo Tom Selleck.

Delicias turcas (1973)

Actualmente, el nombre de Paul Verhoeven es conocido especialmente por dos excelentes películas de ciencia ficción, Robocop (1987) y Desafío total (1989). Pero en los inicios de su carrera, mientras Bernardo Bertolucci escandalizaba a medio mundo con El último tango en París (1972), este cineasta holandés revolvió las conciencias del otro medio con esta película que ha sido definida como la versión heavy de Love story. El protagonsita es Eric, un escultor interpretado por Rutger Hauer, que conoce haciendo autostop a Olga, una mujer que le fascina al primer vistazo. Sus primeros encuentros sexuales, marcados por pequeños accidentes, como que él se pille dolorosamente el pene con la cremallera de la bragueta, son el presagio de cómo su relación, apasionada y tumultuosa en un principio,  irá convirtiéndose en un infierno. Verhoeven huyó del sexo glamouroso y por el contrario construyó una película feista a más no poder. Repleta de desnudos, tanto femeninos como masculinos, pero también de escenas de impacto que incluyen vómitos, asesinatos o el ver a Eric revolcándose enfermizamente en los excrementos de su amada Olga. El filme fue incluso nominado al Oscar a la mejor película extranjera, pero al final la estatuilla se la arrebató La noche americana, de Francoiç Truffaut.

School of the holy beast (1974)

Durante la década de los setenta floreció un subgénero conocido como nunxploitation, consistente basicamente en relatar historias perversas en conventos de monjas. Se hicieron decenas de películas por el esitlo, y una de las mejores y más famosas es esta, que tiene además el añadido de ser japonesa. Hay que tener en cuenta que el catolicismo en Japón es una religión minoritaria, así que las razones que les impulsaron a filmar una cinta así debieron de ser que les resultaba un terma muy exótico, tanto como para nosotros pueden ser las películas niponas sobre buceadoras en top less que recolectan perlas (que existen, no se vayan a creer). Pero, al grano… La película cuenta la historia de una muchacha que tras descubrir que es hija de una monja muerta en extrañas circunstancias, ingresa en el mismo convento de su madre para averiguar la verdad. Lo que sigue es un festival de torturas, depravaciones, escenas lésbicas, violaciones e imágens blásfemas (como la de una joven orinando sobre un crucifijo) Y, la más célebre de todas… la protagonista torturada con ¡tallos de rosa! Solo los japoneses podían ser capaces de concebir algo que a la vez suene tan delicado y que sea tan sádico.

La bestia en calor (1977)

Si ha habido un subgénero aberrante en la historia del cine ese ha sido el del llamado «porno-nazi» (que tampoco es que fuera estrictamente cine pronográfico). Probablemente, Portero de noche (1975) sea la muestra más light y decente de este tipo de películas. Todas, practicamente, consistían en lo mismo: mostrar un repertorio de torturas y números de depravación sexual en el marco de un campo de concentración. pero yo he escogido esta porque me parece la más delirante de todas. La protagonista es una cruel capitana de las SS (interpretada por la impresionante Macha Magall), que tan pronto utiliza a sus prisioneros  para bizarros experimentos «científicos», como se dedica a retozar con ellos; y si no cumplen… zas… les apunta el pene con una bayoneta. Hay además dos agentes aliadas más tontas que picio convertidas en prisioneras y sometidas a sádicas humillaciones, y una especie de hombre simio en permanete estado de salidez, fruto de los experimentos de la capitana. Al final, los partinsanos liberarán a las reclusas y la capitana nazi acabará encerrada en la jaula con el hombre mono en estado de celo. No les cuento la escenita con detalle porque resulta bastante estomagante.

La patrulla de los inmorales (1977)

Las mujeres policías tienen morbo. Y en fina lencería, más Pero claro, ser la única mujer en una brigada formada por tipos machistas, zafios y groseros, no debe ser nada fácil. y así lo pasa la protagonista de esta excelente pero ignota película. Firmada por Robert Aldrich (el autor de obras maestras como ¿Qué fue de Baby Jane?, Doce del patíbulo o La venganza de Ulzana), nos muestra aquí el día a día de un grupo de policías de antivicio, sin glamour alguno, y completamente enmierdados por la porquería que les rodea. un filme en clave de humor cuartelero que no fue comprendido en su día y que hoy resulta prácticamente inencontrable. Si tienen ocaisón de verla no se la pierdan. Es estupenda.

Emmanuelle y los últimos caníbales (1977)

Si la Emmanuelle original, la francesa, la dirigida por Just Jaeckin, se convirtió en el símbolo del erotismo refinado, exquisito, apto para paladares burgueses, el personaje se convirtió en todo lo contrario cuando fue a parar a manos de los italianos. El inefable director Joe D´Amato (seudónimo de Aristide Massicide) creó el personaje de Emmanuelle Negra, que protagonizó una serie de películas, a cada cual más sucia e infecta. De hecho, lo único exquisito en esta saga es su protagonista, que en el fondo ni siquiera era del todo negra, la javanesa Laura Gemser, una mezcla de belleza mulata y asiática. La película más cafre de esta serie es Emmanuelle en América, pero la mejor (bueno, la menos deplorable) es esta de los caníbales. Todo comienza  en un hospital de Nueva York, donde una paciente enloquecida le arranca a mordiscos el seno a una enfermera. Luego, Emmanuele utiliza sus artes, consistentes en masturbar a la agresora, para sonsacarle la verdad, descubriendo que la mujer ha estado prisionera de una tribu perdida de antropófagos. Y allí que se va Emmanuelle a la jungla acompañada por el safari de turno y la cosa acabará como el rosario de la aurora. Gente partida en dos, una monja empalada, Emmanuelle sobada por los caníbales… Vamos, un dislate. Eso si, la banda sonora de Nino Fidenco es una verdadera maravilla, indigna de un engendro como este.

Interior de un convento (1978)

Regresamos a los terrenos de la nunxploitation, con el título más célebre del género y, curiosamente, una de las películas más prohibidas en la historia de la televisión española. TVE trató de emitirla lo menos en diez ocaisones allá por los años 80 y nunca lo consiguió. Firmada por Walerian Borowczyk (autor de otros pequeños clásicos dle cine erótico como La bestia y Cuentos inmorales), y basada muy, pero que muy liremente en un libro de Stendhal, el filme nos muestra un convento de monjas católicas a finales del siglo XIX. La mayoría de las jóvenes y hermosas novicias han sido ingresadas allí en contra de su voluntad, con lo cual no tienen ningún recato en saltarse el voto de castidad y satisfacer su lujuria como bien puedan. Ya sea recurriendo al lesbianismo, cepillándose a un visitante masculino ocasional, o masturbarse con un crucifijo. En fin… Una película que levantó ampollas en el momento de su estreno y que a buen seguro a muchos les seguirá resultando ofensiva a estas alturas.

Hardcore (1979)

Lo primero que hay que aclarar, es que esta película es «prima-hermana» de Taxi driver. No en vano, su director, Paul Schraeder, fue el guionista del filme de Scorsese, y ambas cintas están construídas sobre mimbres muy similares. Aquí tenemos a un hombre de provincipas, un padre de familia, calvinista, temeroso de Dios y de firmes principios (muy bien interpretado por George C. Scott), que viaja a Nueva York para buscar a su hija desaparecida. Las primera pesquisas le conducen hacia el submundo del porno duro. Con la ayuda de un detective privado y de una joven prostituta, el protagonista se adentrará en un mundo que no entiende, empapándose del vicio y la depravación que se desplegarán ante sus ojos. Verá una snuff movie y descubrirá a su hija haciendo sandwiches humanos y otras lindezas. Hardcore, es una película dolorosa, nihilista y desencantada, que huele a semen y orín, y que demuestra que en los años 70 el cine americano era la radiografía perfecta de todo aquello que una sociedad desequilibrada trataba de esconder.

Buio omega (1979)

Otra del cafre Joe D´Amato. Y es que este hombre era un enfermo, pero en esta ocasión ya se pasó de la raya. Si es que alguna vez hubo raya. Tenemos a un enfermo de amor que tras la muerte de su amada, diseca el cadáver para realizar con él… pues ya se imaginan ustedes el qué… El protagonista vive además con su madura ama de llaves, que en los ratos muertos se dedica a masturbarle. Y como la pareja le coge el gusto a eso de la taxidemria se dedicana  disecar a toda joven que cae en sus manos. Estamos ante una película realmente malsana e infecta, capaz de turbar al más pintado. Imaginen la aberración más aberrante que su mente pueda concebir…. pus es muy probable que la vean reflejada en este filme.

Historia de O (1975)

Este filme de Just Jaeckin, el creador de Emmanuelle (1973), nos cuenta una historia de sadomasoquismo y dominación, que destaca por la cuidada puesta en escena que el director realizó con un mimo excelente, desprendiendo sensualidad e incluso hasta ternura en algunas escenas.En el reparto tenemos a la bellísima Corinne Clery (la que en 1979 fue chica Bond en Moonraker) interpretando a O, una fotógrafa que será convertida en esclava sexual.  Clery es una mujer del estilo de su gran musa Silvia Kristel. También destaca la participación del gran Anthony Steel, interpretando a sir Stephen el aristócrata Ingles propietario de la bella sumisa y complaciente O. La película se basa en la novela del mismo título que fue escrita por Anne Desclos el año 1954 bajo el pseudónimo de Paulin Reage. Como anécdota curiosa, la novela estuvo prohibida y se vendía en el mercado negro. Además su autora la escribió enferma y postrada en la cama.

Doble cuerpo (1984)

Una de las mejores películas de Brian de Palma y también un peculiar remake en clave sexy de La ventana indiscreta de Alfred Hitchcock. Un tipo al que ha dejado su novia, se muda a un nuevo apartamente con unas vistas inmejorables. Tanto, que cada noche, la maciza vecinita de enfrente se dedica a masturbarse delante de la ventana. Nuestro héroe se obsesiona con ella, pero no es el único. Otro msiterioso personaje acecha a la mujer. Cuando la chica es asesinada, el protagonista comienza a investigar y sigue una pista que le conduce al mundo del cine pronográfico. De Palma nos ofrece una visión sarcástica y cachonda del mundo del cine X, permitiéndose incluso el lujo de versionear un vídeo de estética sadomaso que los Frankie Goes to Hollywood realizaron para la canción Relax. No se la pierdan. Esta película es una auténtica joya.

Gwendoline (1984)

Si hay un personaje ligado al concepto del bondage y del sadomaso, esa es Gwendoline, la heroína de un cómic para adultos creado por John Willie. En los ochenta, Just Jaeckin, el director de Emmanuelle e Historia de O decidió llevar sus aventuras al cine. Y, si por un lado, traicionó parte de la esencia del tebeo original, por el otro se tomó las licencias suficientes para crear una entretenida y muy divertida película a medio camino entre el cine de aventuras y el erotismo light. Porque esta Gwendoline fílmica en el fondo es la prima sadomaso de Indiana Jones. El filme nos muestra  a la protagonista liderando una expedicióna la jungla para buscar una extraña especie de mariposa. Tras diversas aventuras con bandidos y antropófagos, el grupo llega a la ciudad perdida de Yik Yak, poblada por una raza de mujeres guerreras armadas con corazas. Lo que sigue, es una auténtica fiesta, repleta de peleas entre hermosas gladiadoras, sexo festivo, y una delirante carrera de cuadrigas tiradas por mujeres en lugar de caballos. Sinceramente, no he vuelto a ver esta peli desde que se estrenó, pero tengo un recuerdo muy agradable de ella. Espero que la memoria no me juegue una mala pasada.

Buscando al señor Goodbar (1978)

Hay filme que además de morbo, provocan mal rollo y dejan un extraño poso de tristeza y angustia. Ésta es una de ellas. Dirigida por Richard Brooks (autor de clásicos de la talla de El fuego y la palabra, Los profesionales…), el veterano cineasta nos cuenta aquí la historia de una mujer con doble vida: profesora de niños sordomudos de día, y buscona de barra de bar de noche. Diane Keaton borda su papel de mujer solitaria que encuentra en el sexo ocasional la única vía de escape para sus personales angustias. Aunque, sin pretenderlo, poco a poco va quedando atrapada en el submundo de las drogas y acaba siendo víctima de la violencia de los chulazos de taberna. La película es realmente magistral y en ella bordaron sus primeras armas interpretativas Richard Gere y Tom Berenger, este último interpretando a un chapero gay.