En casa de la niñera

Cada testículo contiene 250 metros de túbulos seminíferos, en los que se desarrollan los espermatozoides. Nacen como células germinales en la pared de los túbulos, y se van moviendo hacia la parte central, o lumen, del túbulo, donde se convierten en espermatozoides. Las células de Sertoli, de mayor tamaño, van desde la pared del túbulo hacia el lumen, el cual contiene un líquido; así, desempeñan el papel de “niñeras” de los espermatozoides: los alimentan y les dan un lugar donde acoplarse, hasta que los liberan en el lumen. El viaje dura 64 días.

La muralla que protege al débil

Las células de Sertoli también juegan otro importante papel. Gracias a las llamadas “uniones estrechas” del puente intercelular, estas células forman una barrera impermeable, conocida como la barrera hemato-testicular, que protege las células vulnerables, espermatozoides en desarrollo, de infecciones, toxinas y anticuerpos sanguíneos. En su viaje hacia el lumen, los espermas tienen que pasar a través de esta barrera, lo que la convierte en el primer objetivo potencial de una bomba anticonceptiva inteligente.

¡Alto ahí!
Yan Cheng, del Consejo de la Población neoyorquino, sugiere que, interviniendo en este punto del viaje, podría mantenerse la barrera cerrada y bloquear el paso a los espermatozoides. Cheng investiga las citoquinas y el óxido nítrico que participan en este proceso, aunque reconoce que todavía no se conoce con exactitud cómo se regula esta barrera.

En el camino hacen músculo

Una vez que ha atravesado la barrera hemato-testicular, el esperma se dirige hacia la parte central, o lumen, de los túbulos seminíferos.

Ensayan cómo mutar el esperma
Miglustat, un fármaco usado con otros fines, ataca al esperma una vez atravesada la barrera hemato-testicular, pero antes de entrar en el lumen. Los  espermatozoides “mutan”: pierden movilidad y sufren malformaciones. Es decir, dejan de ser fértiles.

A punto de llegar a la mayoría de edad

Dentro de los túbulos seminíferos, los espermatozoides ya casi desarrollados se liberan en el lumen de las niñeras que los han cuidado, en un proceso llamado espermiogénesis.

Seguir siendo niños
Los fármacos que se investigan in­tentan bloquear la señal que informa a las células de Sertoli de que los tienen que liberar. Se piensa que si ellas no pueden soltar al futuro espermatozoide, se lo comerán. Hay dos blancos potenciales: las integrinas, que actúan como un pegamento entre las células de Sertoli y el esperma, y unas enzimas (cinasas) que informan a las células de cuándo tienen que liberar a los espermatozoides.

Ya pueden fertilizar

Una vez que las células de Sertoli han liberado a los espermatozoides, estos pasan a unos conductos enrollados, que forman el epidídimo, donde pasan varios días. En este período, maduran en una solución y llegan a ser capaces de fertilizar. Permanecen aquí hasta que llega la eyaculación.

¿Cómo hacer que no puedan engendrar?
Existen por lo menos dos equipos que están investigando si la alteración del equilibrio acuoso del epidídimo, en el que permanecen los espermatozoides, puede impedir que estos maduren.

Acorralados en un conducto

Después de pasar por el epidídimo, el esperma queda acorralado en el conducto deferente, el cual actúa como área de almacenamiento temporal antes de la eyaculación.

Vasectomía sin bisturí
Para el final del viaje, los investigadores barajan un método anticonceptivo llamado Inhibición Reversible y Controlada del Esperma, una especie de vasectomía sin bisturí. Se trata de inyectar un fluido en el conducto deferente, donde se fija hasta formar un polímero suelto que bloquea el paso del esperma. Posteriormente, se puede purgar este polímero mediante una sustancia química que invierte el proceso y permite que el hombre pueda tener descendencia.