La ciencia, en su viaje hacia lo desconocido, ha ido sacando fotos de los fabulosos lugares visitados. El universo descubierto por el Hubble y la molécula de ADN vista por primera vez son muestras de ello. La fotografía ha sido y es para los científicos una herramienta básica. El ojo de ciertas cámaras especiales –como las ultravioleta– ha permitido observar realidades invisibles para el ojo humano; algunas imágenes han servido y sirven como objeto de estudio y, sobre todo, la fotografía permite comunicar y divulgar los descubrimientos. ¿Habrían triunfado las técnicas de reproducción asistida sin la ayuda de las fotos de la hermosa niña Louise Brown? ¿Habría sido posible recaudar fondos para las misiones espaciales tripuladas sin las bellas fotos de la Luna y del espacio exterior? ¿Se habría entendido el problema del agujero en la capa de ozono si no lo hubiesen mostrado las fotos de los satélites?

Las imágenes de la ciencia también se pueden clasificar por su valor estético, el impacto que han tenido sobre nuestra sociedad y su significado histórico. En cualquier caso, este álbum es sólo uno de los muchos posibles, y en él nuestro objetivo ha sido recordar, como cualquier viajero, la belleza de aquellos lugares visitados y la emoción del descubrimiento.

La mano de Bertha

Radiografía con anillo
La tarde del 8 de noviembre de 1901, el físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen (1845-1923) observó que un trozo de papel recubierto con platinocianuro de bario emitía fluorescencia cada vez que la corriente eléctrica lo atravesaba. Y esto sucedía incluso cuando el tubo estaba encerrado en el interior de un cajón negro y el papel a varios metros de distancia. Röntgen dedujo que este efecto de­bía estar producido por un tipo de rayos desconocidos (de ahí lo de rayos X) que tenían un poder de penetración mucho ma­yor. Esa misma tarde, experimentó interponiendo en la trayectoria de los rayos objetos de diferente grosor y naturaleza; entre ellos, la mano de su esposa Bertha, que colocó sobre una placa fotográfica. Esta fue la imagen que obtuvo, la primera radiografía de la historia.

¿Hay dos soles en el tejado?

La primera fotografía de la historia
Aunque hay quien lo discute, esta es la primera foto conocida. Joseph Nicephore Niépce (1765-1833) la tomó en el verano de 1827. Utilizó una exposición de ocho horas, por lo que el Sol tuvo tiempo más que suficiente para desplazarse. Por eso, en la foto la luz solar ilumina ambos lados del edificio. Niépce era un apasionado de la litografía, pero dibujaba muy mal, por lo que necesitaba la ayuda de su hijo, que era un gran artista, para que le hiciese los grabados. Pero en 1814, el hijo se fue a la guerra (participó en la batalla de Waterloo) y Niépce tuvo que ingeniar un nuevo método para obtener imágenes para sus litografías. Así fue como inventó la fotografía. Él llamaba heliografías (helios significa sol en griego) a sus imágenes.

Mujeres de colores

El resultado de estudiar la luz del Sol
Los heliocromos de Edmond Becquerel, realizados en 1848, son las primeras fotos en color. En realidad fueron el resultado de los estudios sobre la composición de la luz solar y su acción química. Pronto imitaron su técnica y, a principios del s. XIX, Jean-Baptiste Tournassoud logró retratos en color como el de la mujer con pañuelo.

¿Puede un caballo volar?

La primera secuencia cinematográfica la protagonizó un caballo al galope
Durante siglos, los aficionados a los caballos debatieron si en una carrera los animales podían llegar a tener simultáneamente los cuatro cascos en el aire. En 1878, Eadweard Muybridge logró fotografiar secuencias completas del trote de un caballo, y en algunas aparecía, efectivamente, volando. El sistema de Muybridge consistía en un conjunto de cámaras sincronizadas y dispuestas en línea, que el caballo iba disparando a medida que tropezaba con los hilos a los que estaban conectadas. Un sistema similar fue utilizado en la película Matrix: las cámaras rodeaban a los actores mientras permanecían suspendidos en el aire. Lo cierto es que aquel invento de Muybridge fue el origen del cine.

“Me he convertido en Muerte”

Probando la bomba atómica
El 16 de julio de 1945, los científicos del Proyecto Manhattan tomaron esta foto de la primera explosión nuclear de la historia. Fue en el campo de pruebas de Trinity (Nuevo México, EEUU). En el momento de la explosión, J. Robert Oppenheimer, padre del ingenio, pronunció una frase del Bhagavad Gita, un antiguo texto sagrado hindú: “Ahora me he convertido en Muerte, el Destructor del mundo”. Después vino el horror: el 6 y el 9 de agosto de ese mismo año, las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki fueron completamente destruidas

La semilla humana

Este es el aspecto de la molécula del ADN
Tomada en 1952 por Rosalind Franklin, esta imagen de rayos X es la primera foto de una molécula de ADN. Constituye uno de los documentos científicos más importantes de la biología, ya que dio a James Watson y Francis Crick la clave para descubrir la estructura del ADN. Fue un compañero de su equipo quien enseñó a Watson la famosa foto, y lo hizo sin el consentimiento de ella. En 1962, Watson, Crick y Wilkins recibieron el premio Nobel por haber descubierto la estructura molecular del ADN. Rosalind Franklin había muerto de cáncer cuatro años antes..

El efecto de una gota

Cómo congelar la imagen
Harold Edgerton empezó a utilizar el estroboscopio electrónico para iluminar escenas en movimiento, como el swing de un golfista y el batir de las alas de un colibrí, y poder fotografiarlas. Las rápidas pulsaciones de la luz del estroboscopio le permitían congelar movimientos demasiado rápidos para apreciarlos a simple vista. Esta imagen fue tomada en 1957 y es una gota de leche en el momento de impactar contra el suelo. Constituye una de las mejores visualizaciones de la sencilla simetría que se oculta detrás de muchos fenómenos físicos.

Un terrícola en el espacio

Los primeros cosmonautas
El 3 de noviembre de 1957, la perra Laika (ladradora, en ruso) fue lanzada al espacio a bordo del Sputnik 2. Era la primera vez que un terrícola abandonaba nuestro planeta. Como la nave no había sido diseñada para volver a la Tierra, Laika murió pocos días después del lanzamiento, tras haberse agotado las baterías que alimentaban el sistema vital. Cuatro años después, el 12 de abril de 1961, el soldado soviético Anatoli Peharski tomó esta foto de Yuri Gagarin segundos después de que regresara del espacio. Fue el primer cosmonauta de la historia. No estaba previsto que Gagarin aterrizase en ese lugar, pero ya había un fotógrafo esperando allí, antes de que llegara el alto mando ruso.

La Tierra desde el espacio

Así se nos ve desde la Luna
El Apollo VIII fue la primera nave tripulada que escapó de la atracción gravitatoria terrestre y orbitó alrededor de la Luna. El plan de trabajo de la misión incluía la toma de numerosas fotografías de la superficie lunar, pero curiosamente nadie había previsto que también sería posible fotografiar, por primera vez, la Tierra desde el espacio lejano. El día de Navidad de 1968, los tripulantes de la cápsula pudieron disfrutar de la salida de la Tierra sobre el horizonte lunar. La imagen fue tomada a casi 600 km sobre la superficie de la Luna, y apenas permite apreciar la silueta de África. De no ser por las nubes, en esta imagen también podríamos observar la mayor parte del continente americano.

El horizonte en Marte

Ni rastro de fabulosos hombrecillos verdes
Uno de los grandes éxitos de la Viking 1 fue que tomó imágenes panorámicas de la superficie de Marte. Fue la primera. Puede verse el horizonte del planeta, situado aproximadamente a 3 km de la nave. También se ve el Sol al atardecer en lo alto del cielo. La superficie del Planeta Rojo cubierta por una gruesa capa de material arrastrado por el viento que, en algunas zonas, forma dunas. En el centro de la fotografía aparecen dos colinas que podrían corresponder a las laderas de cráteres volcánicos. También aparecen rocas, e incluso las huellas que la sonda dejó al aterrizar. El mito de los marcianos se desvaneció ante la contundencia de esta foto.

La primera niña probeta

El bebé más famoso del mundo
Existen muchas fotos de Louise Brown, el primer ser humano concebido mediante fertilización in vitro (FIV), pero esta tiene un enorme poder: la niña de nueve meses de edad se ve sana y hermosa, juega normalmente con sus padres, no tiene “cuernos ni rabo”. Hoy en día, la FIV es el tratamiento contra la infertilidad más común, y es responsable del 70% de los nacimientos por reproducción asistida. El ginecólogo Patrick Christopher Steptoe (1913-1988) y el embriólogo Robert Geoffrey Edwards (1925), de la Universidad de Cambridge, fueron los científicos que desarrollaron la tecnología de la fertilización in vitro que hizo posible su nacimiento. Su trabajo dio como resultado el nacimiento de más de cientos de niños.

Se desata la alarma

La capa de ozono se resiente
El descubrimiento del agujero en la capa de ozono sobre la Antártida puso en evidencia que la actividad humana podía provocar alteraciones ecológicas a escala planetaria. Los primeros datos sobre la existencia del agujero se obtuvieron en la estación de la bahía Halley entre 1981 y 1983. Las imágenes del Total Ozone Mapping Spectrometer (TOMS) de la NASA (a la izda.) se hicieron famosas porque mostraban mejor que ninguna otra el rostro de una Tierra enferma. Son imágenes generadas por ordenador que resumen los datos de varios muestreos de la concentración de ozono en la atmósfera.

Una oveja sin pareja

Dolly abrió el debate sobre la clonación
La oveja Dolly, de origen británico, fue el primer clon de un animal adulto. Su presentación en sociedad dejó boquiabierto al mundo entero y abrió la caja de Pandora, llena de miedos, recelos y prejuicios; pero también de nuevas posibilidades científicas y biomédicas. Dolly puede ser considerada como la representación viva del debate entre ciencia y ética (o entre ciencia y religión) que se enciende cuando se producen descubrimientos científicos que rompen esquemas culturales (la obra de Darwin, o la de Galileo, podrían incluirse en el mismo club). En la foto, Dolly aparece con su ¿mamá? de alquiler. La fotografía estaba incluida en la nota de prensa que el Roslin Institute de Edimburgo publicó el 26 de febrero de 1997, y es un buen ejemplo de la importancia que la buena publicidad de los resultados científicos tiene en la ciencia de hoy en día, inevitablemente, para conseguir apoyo y financiación.