Kazuki Yamamoto ha pasado al mundo de los cafeteros exquisitos desde que sirve los capuchinos del establecimiento donde trabaja (en Osaka, Japón) adornados con figuras en relieve hechas de espuma de leche. Lo asombroso es que son piezas numeradas, ya que nunca repite el mismo animal –los hay reales y ficticios–, así que ya lleva unas 2.000 obras maestras que se han tragado sus asombrados clientes.

Este artista de 26 años emplea una varilla de remover cócteles y una cuchara para moldear la espuma, y colorea la fisionomía con el cacao preceptivo del café italiano. Su ritmo de trabajo es artesanal, así que logra rematar tres “especímenes” al día. Lo gracioso es que el joven camarero se dedicó a ensayar a escondidas en sus ratos de descanso y al cerrar.

Dos gatos

La gran pasión de Yamamoto son los animales. Y como buen japonés, especialmente los gatos.

El gremlin

Este gremlin es de sus primeras creaciones, aún en dos dimensiones.
Lo horrible de algunas de las criaturas es que quitan las ganas de beberse el café.

Bichos intragables

Lo horrible de algunas de las criaturas es que quitan las ganas de beberse el café.

 

Relojes blandos, de Dalí

Uno de las pocos motivos de inspiración que no son animales lo tomó de Dalí, evocando sus Relojes blandos.

La jirafa, su gran creación

La jirafa es quizá su obra más difícil, porque tuvo que lograr que se sostuviera en pie el cuello de espuma.

Winni The Pooh con leche

El punto kisch de muchos diseñadores nipones también lo tiene Kazuki Yamamoto.

Primero fue en 2D

Yamamoto comenzó a “decorar” capuchinos en dos dimensiones hace seis años. Ahora, se ha pasado al 3D.