Si, ya se que me he dejado a muchos. Que los hay infinitamente peores que los que he seleccionado. Se admiten, por tanto, sugerencias para completar esta galería inspirada por un sentimiento fóbico realmente difícil de justificar.
Jose Luis Garci
Hace tiempo, mucho tiempo, en esta galaxia, y no en una muy lejana, las películas de este tipo me gustaban. Y sigo creyendo que sus filmes de los 70 y los 80 (Asignatura pendiente, El crack…), siguen estando bastante bien, aunque el tiempo las haya hecho envejecer un poco. Con la excepción de Las verdes praderas (1978), una comedia magnífiica y probablemente su mejor película.
Pero empezó la década de los 90 y con Canción de cuna (1993), algo se torció en la carrera de Garci. Obsesionado con rodar el melodrama perfecto, el director madrileño se lanzó a rodar una serie de filmes a cada cual más apolillado. Diálogos tan absurdos como altisonantes, encadenados imposibles… El cine de Garci de las últimas décadas se parece aun cadáver(mal) embalsamado.
Personalmenne pensaba que You are the one era su peor película con diferencia. Una película que se desploma por los abismos del ridículo sin ningún pudor. Pero entonces en 2002 dirigió Holmes & Watson:Madrid days, y me di cuenta que lo peor siempre es susceptible de ser empeorado.
Su película sobre Sherlock Holmes es un filme imposible en el que no sucede absolutamente nada. Un acto de auténtico onanismo cinematográfico, incapaz de ser disfrutado por ninguna otra persona que no sea su propio director.
Alguien con bastante mala idea dijo en una ocasión que Garci era como Tarantino pero con olor a naftalina, por su gusto por intentar recrear la temperatura emocional del cine americano de los años 30 y 40. Pues bien, hay que reconocerle al director de El abuelo que al final en algo si ha logrado parecerse a sus admirados Frank Capra, John Ford y Carl T. Dreyer. Los tres fueron acusados de chochear tras rodar sus últimas películas (que son respectivamente, Un gangster para un milagro, Siete mujeres y Gertrud). Pues bien, a Garci llevaban ya años llamándole viejo chocho. Y con Homes & Watson le han extendido ya el certificado oficial.
Germán Monzó
A este personaje le apodan «el chino» en Barcelona ya que vivió bastantes tiempo en Hong Kong, donde además de perfeccionar sus conocimientos en artes marciales, se estrenó en el mundo del cine como especialista. Profesión que le permitió rodar incluso con Jackie Chan.
Pero, ay, que el bueno de Monzó volvió a España y le dio por dirigir (es un decir). Su filmografía es breve pero suculenta, en cuanto a bizarrismo e inutilidad se refiere. Y en ella destaca un engendro del tamaño del Taj Mahal: Kibris, la ley del equilibrio. Probablemente la película de vampiros más cbiripitiflautica jamás rodada.
El término película para definir este producto no es correcto, ya que Kibris no alcanza un mínimo de calidad ni siquiera a nivel amateur. Pese a ello logró engañar a Pepe Sancho (uno de los actores más sobrevalorados de nuestro país), para componer a un Drácula de opereta, a Paula Vazquez, para interpretar a una vampira anoréxica, y a la guapa Lorena Bernal para dar vida a una vampira choni que se pasa toda la película en chandal.
Kibris, por increible que parezca, se estrenó comercialmente en salas. Y para que se hagan una idea de lo asombrosamente infima que es, les contaré que en el multicine que la vi, cuando entregué mi entrada al empleado de la puerta, me dijo. «¿Para la sala 3?… Jo, No se imagina lo que le espera». y tenía razón. Ni de lejos me lo imaginaba.
Jose Luis Garcia Sánchez
El discípulo más torpe de Luis G. Berlanga. Con una filmografía en la que solo se salvan tres títulos (Las truchas, El vuelo de la paloma y La corte de faraón), García Sánchez ha cultivado un cine coral, a medio camino entre el casticismo zarzuelero y el humor negro. Todo eso estaría muy bien si no fuera porque sus películas están rodadas con una torpeza innegable y su humor, en lugar de ácido, no pasa de chusco y simplón.
incluso la escatología (tan bien utilizada por Berlanga en La escopeta nacional), se revela como un recurso chocarrero en manos de este director.
Practicmente todas sus películas producen verguenza ajena, pero la palma se la llevan Franky Banderas (la inenarrable epopeya del payaso Lechuguino interpretado por un patético Juan Luis Galiardo), y Don Mendo rock ¿La venganza?. El estado debería pagar indemnizaciones a quien vea semejantes engendros.
Juan Piquer Simon
Damas y caballeros les presentamos al rey de las películas de monstruos de goma. Muchos admiran a este personaje por sus denodados esfuerzos rodando cine de aventuras y fantasía en nuestro país. Y fue un loable intento, sin duda. Pero, como suele decirse, de buenas intenciones está el infierno lleno. Y es que sus películas son ínfimas a todos los nvieles.
Misterio en la isla de los monstruos, adaptación de una novela de Julio Verne, ejemplifica a la perfección la esencia de su cine. Es una película plagada de monstruos inflables a los que incluso se les ve las costuras, nativos de atrezzo, y con una jovencísima Ana Obregón, que es lo que más miedo da en todo el filme.
Posteriormente rodó Supersonic man, cutreversión española de Supermán. Y, aprovechando el éxito de ET filmó Los nuevos extraterrestres, donde creó a Trompi, el alien más ridículo de la historia del cine, una especie de mezcla de oso hormiguero y pinguino.
Hay que reconocer que en el terreno del gore, Piquer facturo un par de películas apañadas en lo formal ( Mil gritos tiene la noche y Slugs, muerte viscosa), pero torpes en cuanto a su resolución. La primera de ellas, además, tiene un final absolutamente delirante en el que se interpreta la expresión «tocada de huevos» en su sentido más bestia y literal.
Jacinto Molina
Si como actor, Jacinto Molina, alias Paul Naschy, protagonizó algunas películas decentes, aparte de ganarse el corazoncito de los aficionados al cine de terror, por su entrañable interpretación del Hombre Lobo ibérico, como director fue realmente nefasto.
La cumbre de su incompetente carrera como realizador la representa sin duda El aullido del diablo (1987), película que ni siquiera llegó a estrenarse comercialmente, y que constituye uno de los mayores monumentos al ego jamás realizados.
Además de dirigir, Jacinto interpreta a un mítico actor del cine de terror (claro alter ego de si mismo), que vive recluído en una mansión rural con su hijo y su ama de llaves. Molina interpreta a trece personajes diferentes, encarnando en diversas apariciones a los más lengedarios monstruos del cine, sin que su aparición venga nunca a cuento.
La película es un patético remedo de El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder, pero con sabor a panceta rancia. Una muestra de patetismo que es difícil soportar sin sentir lástima por su protagonista y director.
Gonzalo Suárez
Si, ya se que muchos se van a sorprender de ver a este sujeto incluído en mi galería. Gonzalo Suárez fue uno de los pilares del cine gafapástico español durante los años 90. Pero (y voy a gritarlo a pleno pulmón si es preciso) hay que quitarle la careta y proclamarlo de una vez: Suárez es un director malo. Muy malo. Pero malo de narices.
Admito que tiene una gran cultura y que como escritor es bastante bueno. Pero de hacer cine no tiene ni puñetera idea. De hecho, solo tiene una película aceptable en su filmografía, la sobrevaloradísima Remando al viento (1988), que ni de lejos es tan buena como se suele decir, pero que hay que reconocer que no está mal. Aunque el mérito no le corresponde al director, que filme la película con una torpeza y una desidia absolutas. Las virtudes del filme (que las hay) residen en su guión, en su excelente dirección artística y en su magnífico reparto.
Pero si buceamos en el resto de la filmografía de su director, nos encontraremos con una serie de bazofias indescriptibles. Sus filmes experimentales de los 60 y 70 son un auténtico espanto, y en su filmografía atesora además una de las cintas más bizarras jamás rodadas en nuestro país: Morbo (1970), protagonizada por Ana Belén y Victor Manuel. Ver al cantautor asturiano semidesnudo con unos calzoncillos raídos y amarillentos, es una imagen difícil de olvidar.
Suárez también rodó presuntas comedias (Reina Zanahoria y La reina anónima). Y digo presuntas. porque no es que el director carezca de sentido del humor. Es que no sabe ni como se escribe esa expresión.
Pero probablemente su cima de inoperancia cinematográfica sea ese díptico formado por El detective y la muerte y Mi nombre es sombra. para mi, dos de las peores películas españolas de los 90. No es que sean ridículas. Son lo siguiente, y si ustedes tienen estómago para verlas lo comprobarán. Aunque, sinceramente, no se lo recomiendo. Seguro que tiene un millón de cosas mejores que hacer con su tiempo.
Manuel Esteba
De este no he encontrado ni foto. Y la verdad es que no me extraña. Si yo hubiera rodado las mierdas que filmó este tipo también me negaría a ser retratado para que nadie pudiera reconocerme, por verguenza.
Manuel Esteba es el prototipo de director manazas. Incapaz de ensamblar un plano tras otro con un mínimo de dignidad. Si a esa torpeza le unimos que sus películas parten de argumentos (por llamarlos de alguna manera) realmente delirantes, nos encontramos ante el cineasta nefasto por antonomasia.
Cultivó practicamente todos los géneros vergonzantes existentes. El cine con niño, por ejemplo, al que aportó una de las mayores aberraciones fílmicas jamás rodadas: Hola, señor Dios (1970). Con semejante título pensarán que son capaces de imaginar que tipo de engendro es la citada película. Pero créanme… No, no son capaces de imaginárselo ni remotamente. Hay que verla para creérsela.
Hola señor dios euenta la peripecia de un niño repipi con un hermanito enfermo de cáncer terminal. Como le quiere mucho, decide irse a a Jerusalen para pedirle a Dios que le cure. El crío no tiene ni puñetera idea de donde está Israel, así que se monta en un tren y se baja en un descampado castellano donde le suceden cosas tan estomagantes como que se le aparezca un ovni del que baja el mismísimo Antonio Machín (si, el de los angelitos negros) vestido del rey Baltasar. En fin…
Esteba facturó también filmes pseudoeróticos como Sexo sangriento, y las ya míticas caspas al servicio de los Hermanos Calatrava: Horror story, Los Calatrava contra el imperio del Kárate y El ET y el Oto (a la que pertenece la foto que acompaña el texto). Tres engendros de los que lo único que puede decirse es que si los ven fuera de España se piensan que en este país somos todos subnormales.