Campanadas a medianoche (1965)
No siempre es obligatorio contar con un gran presupuesto para filmar una gran batalla. Lo demostró Orson Welles en este aclamado drama de resonancias shakespirianas. Con solo un puñado de extras y gracias a una planificación magistral, el cineasta consiguió dar la sensación de que miles de personas se mataban en el campo de batalla, cuando en realidad solo eran unos doscientos figurantes. Eso sí, el realismo y el impacto de las imágenes es innegable. Quien haya visto la película jamás olvidará a esos caballeros medievales caídos de sus monturas, sin poder moverse a causa de sus pesadas armaduras, y siendo rematados sin piedad en un suelo enfangado.
Un puente lejano (1977)
De todas las superproducciones sobre la II Guerra Mundial que se rodaron en los 60 y 70, está fue la última, y también una de las mejores. Un filme mastodóntico en el que Sir Richard Attenborough recreó la batalla de Arnhem en Holanda, una desastrosa ofensiva en la que las tropas británicas y estadounidenses se estrellaron en 1944 contra la tenaz defensa de los alemanes. Con la colaboración de cientos de miles de extras y de un sensacional reparto (Sean Connery, Robert Redford, Michael Caine, Dirk Bogarde, Gene Hackman…), el director consiguió uno de los mejores filmes bélicos de todos los tiempos.
Tora, tora, tora (1970)
Esta excepcional recración del ataque japonés a Pearl Harbor fue dirigida por el estadounidense Richard Fleischer y el japonés Kinji Fukasaku. Aunque a quien le corresponden los mayores honores es al responsable de la segunda unidad, Ray Kellogg, que se encargó de filmar las asombrosas y realistas secuencias bélicas del filme. Hay que reconocerle también su mérito a nuestro compatriota Juan de la Cierva, que diseñó para esta película un estabilizador que permitía que la cámara filmase escenas de combate sin verse afectada por temblores o movimientos indeseados, y gracias al cual se convirtió en el primer español ganador de un Oscar.
Marchar o morir (1977)
Una de las películas que mejor ha explotado la mítica de la legión extranjera francesa.Protagonizada por Terence Hill (alejado aquí de sus habituales roles cómicos), Gene Hackman y Max Von Sydow, cuenta con una magnífica batalla final entre los legionarios y los rebeldes rifeños de Abd-el-Krim.
Waterloo (1970)
Con esta película rusa sucede todo lo contrario que con Campanadas a medianoche. Si Orson Welles tuvo que apañarse con escasísimos medios, el director de este filme, Sergei Bondarchuk tuvo a su disposición un prespuesto de ensueño. Contó además con la colaboración de quince mil soldados de infantería del ejército soviético, y dos mil de caballería para hacer de extras, lo que le permitió recrear con un realismo asombroso la célebre batalla que puso fin a los sueños de gloria de Napoléon. Todas las imágenes de esta gran película son inolvidables, pero sobresale por su belleza plástica la impresionante carga de los dragones de la caballería francesa, contra la infantería escocesa formada en cuadros. Uno de los momentos cumbres de la historia del cine bélico. Además, no hy que olvidar su excepcional reparto. Con Rod Steiger encarnando a Napoléon, Christopher Plummer al Duque de Wellington, y junto a ellos Jack Hawkins, Michael Wilding, Orson Welles y Simon Ward. Háganme caso… ¡Véanla! No se arrepentirán.
Alexander Nevsky (1938)
No hará falta que les diga que esta película (dividida originalmente en dos partes) es una de las obras capitales del cine de todos los tiempos y, seguramente, la cumbre del cineasta ruso Sergei M. Einsestein. El filme supuso su caída en desgracia dentro de la Unión Soviética, ya que Stalin consideró que era una película reaccionaria. El tiempo ha encumbrado esta obra a la cima artística que realmente merece. Pero en esta galería queremos destacar la secuencia de la batalla contra los caballeros teutones en la superficie de un lago congelado. Puro arte. Además de ser la escena que sirvió de inspiración a Orson Welles para sus Campanadas a medianoche.
Salvar al soldado Ryan (1998)
Lo siento. Reconozco que no está entre mis películas preferidas del género. Pero había que incluirla ya que existe unanimidad en torno a la secuencia del desembarco de Normandía, considerada una de las mejores recreaciones de ese acontecimiento jamás filmadas. A mi no me acaba de entusiasmar, ya que la encuentro una secuencia más artificiosa que realista, pero es innegable que creó un estilo posteriormente imitado hasta la saciedad.
La última carga (1968)
El británico Tony Richardson consiguió uno de sus mejores trabajos con esta recreación de la mítica carga de la Brigada Ligera del ejército británico, contra la artillería rusa. Una gesta suicida que tuvo lugar durante la Guerra de Crimea, y que en el filme da lugar a una larguísima secuencia en la que la innegable belleza plástica (los coloristas uniformes de los soldados desplegados en formación de combate) se funde con lo más espantoso (ese amasijo de cuerpos sin vida y mutilados que cubren el campo de batalla).
Zulú (1964)
La batalla de Rorke´s Drift, que enfrentó en 1879 a 140 soldados británicos contra varios miles de guerreros zulúes, es una de las grandes gestas del ejército inglés. El dirtector Cy Endfielfd la recreó en un filme magnífico en el que supo capatar la dureza de una agotadora lucha casi cuerpo a cuerpo.