Una epopeya extrema
La fatalidad hizo que el navío Endurance quedara atrapado en el hielo. Comenzó así una odisea que duró más de un año. Los expedicionarios tuvieron que sobrevivir meses en la banquisa helada y luego recorrieron más de 1.000 km en botes. Finalmente, fueron rescatados sin una sola baja.
Shackleton, marino por vocación
El irlandés Ernest Shackleton era un niño sediento de aventuras, y a los 16 años se enroló como grumete en un velero. Ese fue el inicio de la carrera que le llevó a ser uno de los grandes exploradores polares.
La única víctima de la expedición
Fue la mascota, el gato Mr. Chippy (que aquí aparece con el marinero Peter Blackborow). Fue sacrificado porque no podía sobrevivir en el hielo.
Inactividad forzosa.
El biólogo Robert Clarke y el geólogo James Wordie, dos de los científicos de la expedición, mataban las horas muertas leyendo en su camarote.
Masterchef polar
La carne de pingüino y de foca fue la base de la dieta de Shackleton y sus hombres durante su aventura. La foto nos muestra al cocinero, Charles Green, preparando un estofado con carne de ave antártica.
La última cena (o casi)
El Endurance pasó ocho meses atrapado en el hielo antes de hundirse. En ese tiempo, la tripulación trató de hacer una vida normal a bordo. Aquí les vemos celebrando el solsticio de invierno con una cena el 22 de junio de 1914.
Una extraña ciudadela
Tras el hundimiento del barco, los expedicionarios vivieron en un campamento improvisado en el hielo. Al cabo de dos meses, la banquisa se hizo pedazos y tuvieron que huir de allí en dos botes salvavidas.
La barbería del (polo) sur
Cinco mil hombres trataron de alistarse en la expedición. Pero Shackelton solo enroló a veintisiete, a los que seleccionó por su temple. Todos ellos mostraron gran entereza durante su odisea, y conservaron hasta el sentido del humor. La imagen muestra a un grupo cortándose el pelo.
El científico barítono
El físico Reginald James (a quien vemos realizando mediciones con el capitán Frank Worsley) era también un excepcional cantante. Esta habilidad resultó muy útil para elevar la moral y el ánimo del grupo en los momentos más críticos.
Atrapados
Cuando el hielo empezó a impedir la navegación del Endurance, los marinos tuvieron que abrir paso con pértigas. Finalmente, el barco quedó varado en la banquisa polar.
Cine a bordo
En el barco también viajaba el fotógrafo Frank Hurley, quien, además de inmortalizar la odisea, entretuvo a los tripulantes con la llamada “linterna mágica”, un primitivo proyector de imágenes.
un aventurero nato
Frank Wild fue el hombre de confianza de Shackleton, y participó en otras cinco expediciones a la Antártida.