Positivo y negativo, derecho y revés, arriba y abajo; con estos elementos juega el libro, para que el paisaje no sea estático pese a paralizar un instante en el tiempo. Aquí, Centerfold (Página central).
Otro de los juegos del fotógrafo francés es unir en una misma imagen los tres reinos del planeta. En Cuerpos del viento se observa, en primer plano, el reino vegetal, el reino animal (los modelos) y el reino mineral, las montañas del fondo.
Según Bourdier, “el desierto es para los indios nativos americanos un sitio de revelación divina.” Esta es otra de las uniones, hombre y dioses, que el autor pretende definir y retratar con imágenes como esta, titulada Trazando la línea.
Cada retrato precisó de días de pruebas de ensayo y error para que pintura, paisaje y personas formaran una unidad en la que ninguno de estos elementos fuera discordante. De aquella tarea previa se obtienen resutados como este: Country Folks (Campesinos).
Un árbol en el desierto representa para Bourdier la esencia de la lucha por la supervivencia. Esta imagen, titulada Esencia de raíz, precisó horas para que ni el tronco ni el suelo se mancharan con la pintura del modelo.
Millones de años atrás, esta zona de Utah era un mar. A eso se deben las salinas, los oníricos paisajes y el nombre de esta foto: Vómitos marinos. Una metáfora de la evolución humana desde sus orígenes oceánicos.
El otro lado es el título elegido para esta imagen. El equipo de producción de Bourdier tuvo que cortar lajas de sal de esta salina para los asientos, hasta llegar a una altura tal que el horizonte y las líneas pintadas en las modelos formaran un conjunto con el paisaje.
La única foto de este reportaje que no fue tomada en Utah, sino en el vecino estado de Nevada. Se titula Sit like a rock (Sentado como una piedra). Cada imagen precisaba días de ensayo.
De una salina del estado de Utah emergen dos cuerpos, tan pétreos como rocas y a la vez tan vivos como el planeta. Con ello, el fotógrafo pretende mostrar la posibilidad de experimentar una unión íntima con la tierra. Todas las pinturas usadas en los cuerpos de los modelos son polvos biodegradables que no contaminan los escenarios.
Bodyscapes, algo así como Cuerpaisajes, se llama el libro de este artista francés donde se unen horizontes infinitos y cuerpos mimetizados con el entorno. Su intención con este proyecto, según declaró a Quo, era romper esa dualidad entre naturaleza y hombre. La imagen superior, Twice oneself (Dos veces uno mismo), es ejemplo de ello.