¿Alguien iría de vacaciones al escenario de algunos de los genocidios más espantosos del siglo XX? ¿O pasaría un fin de semana en las ruinas de Chernobyl? Es lo que el fotógrafo francés Ambroise Tézenas ha bautizado como «el turismo de la desolación». Tézenas ha pasado cuatro años visitando algunos de los rincones más siniestros de nuestro planeta convertidos paradojicamente en lugares de insólito culto turístico. El resultado de su trabajo se ha publicado en forma de libro, titulado I was here (Yo estuve aquí), y también puede verse en una exposición que se celebra en Francia.
Aquí os mostramos una impresionante selección de algunas de las fotos que pueden verse en dicha muestra.
Fotos cortesía de Ambroise Tézenas.
Una cárcel abierta al público
El penal de Karosta, en la ex república soviética de Latvia, es la única prisión militar del mundo abierta al público. Además, la versión oficial asegura que es la única cárcel de la que jamás llegó a fugarse nadie. Actualmente es un museo donde los visitantes pueden contemplar las horrorosas condiciones en las que vivían los disidentes soviéticos allí confinados.
El Museo del Horror en Ruanda
En la ciudad de Kigali se encuentra el Genocidal Museum, que recuerda a las víctimas de las espantosas y multitudinarias matanzas que se produjeron en Ruanda en 1994. El Museo alberga las tumbas y los restos de 250.000 víctimas (la mayoría de ellas de la etina tutsi) de aquel genocidio.
Así se conoce popularmente a lo que fue Oradour-sur-Glane, una pequeña villa francesa que, en 1944, fue el escenario de una de las más espantosas matanzas de la II Guerra Mundial. Los nazis asesinaron allí a 642 personas, entre ellas a doscientos niños que fueorn quemados vivos en el interior de la iglesia.
En el año 2000 las tropas israelíes se retiraron del Líbano. Diez años después, Hezbollaz inauguró en la localidad libanesa de Mleeta el llamado Museum for Resistance Tourism. El lugar recrea lo más fielmente posible como era esta base de operaciones usada por los miembros de dicha organización. Hay bunkers, blocados, y rampas para lanzamientos de cohetes.
El último paseo de Kennedy
La Plaza Dealey de Dallas, el lugar donde el presidente John Fitzgerald Kennedy fue asesinado, atrae cada año a cientos de turistas.
El espantoso legado de los jemeres rojos
La ciudad camboyana de Phnom Penh es el lugar donde se encuentra el Tuol Sleng Genocide Museum, que recuerda al más del millón y medio de personas que fueron asesinadas en aquel país durante la dictadura de los jemeres rojos. El museo está instalado en el edificio de una una antigua escuela que los jemeres transformaron en una de las más siniestras prisiones del país.
Las ruinas de la ciudad rusa que fue el escenario de la mayor catástrofe nuclear de la historia, ejercen un poderoso poder de atracción sobre cierto tipo de turistas. Los visitantes pueden incluso almorzar en una improvisada cantina, donde diariamente comen los trabajadores que construyen una nueva cúpula para el antiguo reactor de la central. Dicen que la seguridad de los alimentos está garantizada, pero yo no me fiaría mucho.