Los creadores de El ministerio del tiempo han demandado a los productores de la serie americana Timeless, por supuesto plagio. Imaginamos, que los guionistas españoles habrán detectado coincidencias sospechosos que vayan más allá de que ambas series tratan sobre viajes en el tiempo.
Pero, a la espera de ver como se resuelve el pleito, vamos a repasar algunas de las mejores películas sobre viajes temporales que se han rodado.
Los cronocrímenes (2007)
La portación española a la lista es esta original cinta de Nacho Vigalondo, que plantea una jugosa reflexión sobre las paradojas temporales y el libre albedrío.
Los héroes del tiempo (1982)
Magnífica película de Terry Gilliam que mezcla comedia, aventuras y fantasía.
Un grupo de ladrones acondroplásicos que trabajan para Dios reparando las chapuzas del Universo, se apoderan de un mapa que les permite viajar a través del tiempo. Con él se trasladarán a la Europa napoléonica, a la Grecia clásica, la Inglaterra medieval, y a otros momentos históricos, con el único propósito de apoderarse de los objetos más valiosos de todos los tiempos. Lo que ignoran es que el mismísimo Satán les ha tendido una trampa para atraerlos y robarles el mapa, con el que podrá escapar de su confinamiento en el Infierno.
Con un magnífico reparto en el que figuran Sean Connery, iam Holm, Ralph Richardson o David Warner, la película es una auténtica gozada del principio al final, aderezada además con una trabajada y rigurosa ambientación histórica.
Los pasajeros del tiempo (1979)
Una de las más originales variaciones que se han realizado sobre La máquina del tiempo de H. G. Wells, dirigida por Nicholas Meyer, que adaptaba su propia novela.
La trama cuenta como el propio H. G Wells (Malcom McDowell) y Jack el Destripador (David Warner), viajan desde la Inglaterra victoriana a la ciudad de Los Ángeles a finales de la década d elos 70.
Wells tratará de detener al atroz asesino al tiempo que descubre con espanto que el futuro es aún peor d elo que él había imaginado. Por el contrairo, Jack el Destripador se siente como un pez en el agua en el caótico mundo contemporáneo.
Hágannos caso: esta película es una auténtica delicia.
Regreso al futuro (1985)
Un auténtico mito para todos los que fueron niños o adolescentes en la década de los 80. Los viajes en el tiempo son aquí el pretexto para una amable comedia costumbrista que repasa algunso de los tópicos de la América de los 60, y los contrapone con lo que por aquel entonces era la idea de la modernidad.
Pero la gran virtud de la película es su endiablado sentido del ritmo, que hace que el espectáculo no decaiga en un solo momento.
Medianoche en París (2012)
Deliciosa comedia de Woody Allen, en la cual Owen Wilson es víctima de un extraño sortilegio que le transporta al París de los años 20, lo que le permite codearse con personajes como Dalí, Gertrude Stein, Buñuel, Hemingway o Scott Fitzgerald.
En sus viajes a ese pasado idealizado se enamora además de una aspirante a escritora que también sueña con viajar en el tiempo, en su caso al no menos idealizado París de finales del siglo XIX.
La película plantea una bonita reflexión sobre si cualquier tiempo pasado fue realmente mejor.
La jeteé (1962)
Uno de los cortometrajes más célebres de todos los tiempos, dirigido por Chris Marker.
Tras una apocalíptica guerra nuclear, el mundo ha quedado devastado. Un grupo de científicos llega a la conclusión de que el único modo de salvar a la humanidad es recurriendo a los viajes a través del tiempo: o bien mandar a una persona al pasado para pedir ayuda, o al futuro para buscar una solución a la situación presente. El elegido para realizar el viaje a través del tiempo es un prisionero.
La película solo incluye una imagen en movimiento, ya que la mayor parte del filme está narrado con fotos fijas. La cinta es una fascinante reflexión sobre el poder de la memoria.
El final de la cuenta atrás (1980)
ingeniosa fábula que plantea el eterno dilema de si merece la pena cambiar la historia.
El portaviones USS Nimitz penetra en un extraño vórtice y es trasladado al día del ataque a Pearl Harbor. El comandante de la nave, encarnado por Kirk Douglas, se plantea si es legítimo utilizar toda su potencia bélica para derrotar a los japoneses y cambiar lo que sucedió aquel infausto día.
Un yanki en la crote del rey Arturo (1949)
La mejor adaptación de la famosa novela de Mak Twain, protagonizada por Bing Crosby. Tras quedarse dormido junto a un árbol, el protagonista, un trotamundos que recorre Inglaterra a pie, se despierta en la época medieval. Su habilidad para fabricar armas de fuego le permitirá ayudar al rey Arturo a vencer a sus enemigos con pistolas y ametralladoras. Para la posteridad queda esa imagen inlvidable del duelo entre un caballero con lanza y armadura, y el protagonista armado con un revolver.
Te quiero, te amo (1968)
Los viajes en el tiempo según la Nouvelle Vague francesa, más concretamente según Alain Resnais.
Tras fracasar en un intento de suicidio, el protagonsita es seleccionado para realizar un viaje temporal experimental que solo se ha probado con ratones. Atrapado en una especie de falla, su pasado irá reviviendo de manera inconexa.
Es curioso lo mucho que le debe a este filme un título tan aclamado como Olvídate de mí. Solo que, en nuestra opinión, la película de Michel gondry con Jim Carrey supera a la francesa.
Terminator (1984)
Un asesino cibernético es enviado desde el futuro para matar a una mujer con el fin de evitar que nazca su hijo, destinado a jugar un papel trascendental en ese futuro. Tras él va también otro viajero temporal, cuya misión es proteger la vida de esa mujer, y que acabará siendo el que engendre con ella a ese niño cuyo nacimiento se quiere impedir.
La película que consagró mundialmente a James Cameron y Arnold Schwarzenegger fue un vilolento y magistral filme de ciencia ficción, a medio camino entre el thriller y el filme de terror.
Digan lo que digan, ninguna de sus secuelas (ni siquiera la segunda, pese a su espectacularidad) ha estado a su altura.
El tiempo en sus manos (1960)
La más encantadora adaptación de la célebre novela de H. G. Wells. Protagonizada por Rod Taylor cuenta con unos demodés pero preciosos efectos especiales de George Pal. Nadie que la haya visto en su infancia podrá olvidar jamás el impacto que producen esos terroríficos (y a la vez ingenuos) morlocs.