En la suciedad no fragua el amor

El amor a primera vista es válido también para el hogar. Si invitas a una persona con intención de conquistarla y tienes la casa descuidada, es casi seguro que será la primera y la última vez que llame a tu puerta. Un estudio realizado por el portal de citas eDarling y la empresa de limpieza Helpling.es ha concluido que la mitad de los españoles rechazaría una segunda cita con alguien que tiene la casa hecha un desastre. El 79% revela además que sería un hándicap para la convivencia que su pareja no quisiera compartir las tareas domésticas. El mejor dato es que el 89% sí la limpiaría.

Dios está en el orgasmo.” Esta es una de las frases que contiene el Kamasutra católico, un auténtico éxito en Polonia, gracias a la popularidad de su autor, Ksawery Knotz, un fraile capuchino que compara el orgasmo con el encuentro con Dios en el cielo. Y añade: “El amor de una pareja casada, expresado en el sexo, acerca el cuerpo humano al cielo”.
El fraile utiliza su obra para ayudar a mejorar las relaciones íntimas de las parejas en los talleres que imparte en el monasterio de Stalowa Wola, en el sur del país. En sus sesiones aprueba todo acto, caricia o posición sexual dentro del matrimonio, y dice que así agradan a Dios. “Si consideramos que hacer el amor es malo, nos separamos de él”.

Los orgasmos fingidos ocupan, una vez más, la atención científica. El urólogo colombiano Juan Fernando Uribe Arcila, de la Universidad CES de Medellín, ha participado en una investigación sobre los mitos que siguen vivos en torno al orgasmo femenino y la conclusión es que el temor a no complacer a la pareja, el miedo y la inseguridad son los que hacen que la mujer opte a menudo por fingir. Pero ya no le importa confesar que lo hace también buscando su propia satisfacción sexual o para excitarse mejor. El equipo de Uribe considera, por todo ello, un error interpretar esta situación como disfunción o insatisfacción.

Aunque se habla de razones no biológicas para explicar por qué algunas mujeres retrasan su maternidad, realmente el peso del genoma es el que decide. Ciertas mujeres muestran una disposición genética mayor que otras a tener hijos. Félix Tropf, de la Universidad de Groningen, ha llegado a tal conclusión después de analizar el genoma de miles de mujeres con el fin de determinar la influencia de los genes en la llegada del primer hijo. Esta ventaja reproductora se transmite de generación en generación.