Cada año, en lugar de cada cuatro, los pueblos nómadas de cuarenta países de Asia y Oriente Medio, se reúnen para celebrar sus propias olimpiadas. En esta ocasión, estos particulares juegos se han celebrado en Kirguizistán. Allí, los miembros de estas tribus han demostrado sus habilidades como jinetes, como arqueros y como luchadores. Los ganadores no se llevan medallas. Tan solo, el prestigio entre los suyos y el respeto de sus rivales.

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