Las historias de fantasmas no solo existen en tierra firme. Los mares y océanos del planeta están llenos de ellas. Aquí os contamos cinco de las más famosas.
En 1947 dos barcos estadounidenses recibieron llamadas de un miembro de la tripulación de la nave holandesa Ourang Medan, que navegaba en aguas de Las Bahamas. El hombre solicitaba ayuda y afirmaba que la mayoría de los tripulantes estaban muertos. Cuando los rescatadores llegaron al barco, efectivamente estaba repleto de cadáveres. Nunca se supo que ocurrió a bordo.
Este barco sueco quedó atrapado en el hielo cerca de Alaska en 1931. sus tripulantes lograron salvarse abandonando el barco en los botes salvavidas. Pero al derretirse el hielo el navío quedó libro y empezó a navegar a la deriva.
Desde entonces, numerosos testimonios de pescadores inuits y de marinos afirman haberlo visto en esos fríos mares. La última vez que supuestamente se le avistó fue en 1969.
Los barcos fantasma no son solo cosa del pasado. este catamarán fue encontrado a la deriva en 2007 , cerca de la Gran Barrera de Coral australiana sin rastro de la tripulación en su interior. La mesa del comedor estaba puesta y la comida caliente en la cocina, lista para servir en los platos del comedor. Al lado de la mesa, entre platos y vasos, un ordenador portátil continuaba encendido en el momento del rescate. Nunca se supo que había sucedido con sus tripulantes.
Una de las leyendas marinas más fascinantes de todos los tiempos. Se cuenta que un capitán holandés del siglo XVII llamado Willem van der Decken, hizo un pacto con el diablo para poder surcar los mares sin incidentes. Por ello, Dios le habría castigado a navegar eternamente y sin rumbo fijo, sin poder tocar nunca puerto.
Se trata del barco fantasma más célebre de todos los tiempos. El 5 de noviembre de 1872 zarpó desde Nueva York. A bordo viajaban el capitán Benjamin Spooner Briggs, su esposa e hija, y los siete hombres de la tripulación. La nave transportaba un cargamento de alcohol industrial con destino a Génova.
Pero, un mes después, el barco fue encontrado a la deriva cerca de las Islas Azores. No había ni rastro de los tripulantes. Todo parecía estar en orden a bordo (la carga incluso estaba intacta), aunque faltaba un bote, lo que hacía pensar en una huída precipitada.