No nos engañemos. El crujido salado de unas buenas patatas fritas, intercalado con el frescor de una caña bien tirada, es uno de los cúlmenes de la gastronomía aperitivesca española. El maridaje de estos productos es tan especial como popular; hay pocos hogares en los que no sea protagonista de las reuniones sociales. Pero también es una combinación con un punto sofisticado. No todo vale. Cada tipo de cerveza tiene una patata frita perfecta que consigue que uno más uno sumen… infinito.

Para la pilsner, un clásico

El punto de sal que tanta gracia da a las patatas fritas tiene su contrapunto en la refrescante cerveza pilsner. Sin duda, es la opción ganadora del verano.

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La red ale reclama atención

No tragues ni un sorbo sin una compañera a la altura de su intensidad. Una patata generosa, suculenta y bien mojada en crema agria con queso cheddar no matará el fuerte sabor de esta ambrosía.

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La lager tiene sorpresa

El tipo de cerveza más común en España pega mejor con el patito feo de las patatas fritas. Un plato de chips sin sal es de lo más sano, y combina perfectamente con una buena caña.

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Sazona bien tu pale ale

Cuando este tipo de cerveza pasa por la boca, el sabor del lúpulo es un recuerdo lejano para el paladar. Prende la mecha con unas patatas bien sazonadas con sal y pimienta, verás lo bien que se complementan.

 

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Doble, y dulce, fermentación belga

Las cervezas belgas de doble fermentación tienen un carácter único que se manifiesta en su ligero dulzor. Con una patata sabrosa y dulce conseguirás realzar esos matices para disfrutar al máximo de su acaramelado encanto.

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