Después de navegar en el apasionante mar de las emociones junto a Mazda España en el documental que os presentamos hace unas semanas, hemos comprendido que las emociones mueven nuestras decisiones, e incluso el devenir del mundo, en la misma o mayor medida que lo racional. Y también hemos entendido mejor qué son y por qué determinan tanto nuestra actitud.
«Las emociones son unas reacciones del cuerpo, tanto de las vísceras como del sistema muscular, provocadas por el cerebro», empieza explicando nuestro documental, en el que varios creadores –el músico Basilio Marín, la bailarina Mónica Estefanía, el director de cine Juan Estelrich, el pintor Rubén Rodrigo y la diseñadora de joyas Maite Tejedor– indagan en la emoción como «arma» creativa. ¿El resultado? El arte, que también agita nuestro interior y genera, en sí mismo, emociones.
Como también las generan las noticias del día a día. Media hora de Telediario es más que suficiente para que experimentemos alguna de nuestras emociones, clasificadas por la mayoría de los autores en secundarias –orgullo, vanidad, celos, amor, culpa, envidia… y primarias –alegría, tristeza, miedo, sorpresa, ira y asco–, con sus respectivas manifestaciones, que van de la ansiedad a la melancolía.
Vamos a recorrerlas de la mano de noticias que, en los últimos años, nos han conmocionado, para bien y para mal. Veamos.
Alegría: España gana el Mundial
El 11 de julio de 2010, un gol de Iniesta consiguió que toda España gritara junta de alegría. De disfrtue, de felicidad, de dicha, de diversión, de éxtasis, de satisfacción… España ganaba el Mundial de Sudáfrica y nuestras emociones –positivas– estaban a flor de piel.
Tristeza: Aylan, muerto en una playa turca
Fue una de las fotos más conmovedoras del exilio sirio: a las playas de Turquía llegó el cadáver de Aylan Kurdi. Y las reacciones de tristeza se sucedieron en el mundo entero. La foto fue reproducida de mil maneras –como vemos en esta imagen– para expresar la desesperanza, el duelo, la pena, el desaliento… que las guerras producen a la humanidad. Y, sin embargo, la humanidad insiste.
Sorpresa: Trump, presidente
Contra todo pronóstico y contra toda encuesta, Donald Trump juró como presidente de EE.UU. el 20 de enero de 2017 tras imponerse a la candidata demócrata, Hillary Clinton. La noticia fue una sorpresa para el mundo, no así para Los Simpson, que habían valorado esa posibilidad ya en 2008 en un capítulo donde la ficción pretendía superar a la realidad. No lo consiguió.
Ira: Los rohingya, perseguidos sin clemencia
El odio, la ira, está en el origen de comportamientos como el racismo. Una de las noticias que nos han estremecido en las últimas semanas es la tragedia de los rohingya: una etnia sin país que es perseguida sin clemencia en el sudeste asiático. Se trata de una minoría musulmana (1,2 millones de personas) que padece violaciones brutales y asesinatos en masa en Myanmar, país de mayoría budista que no los reconoce como ciudadanos.
Miedo: El terrorismo pone en jaque al mundo
El miedo se apoderó de la humanidad cuando vimos los atentados de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. 19 terroristas suicidas de Al Qaeda secuestraron cuatro aviones y los estrellaron contra las Torres Gemelas, el Pentágono y sobre un campo de Pennsylvania, causando casi 3.000 muertos. Aunque le terrorismo genera casi a diario terribles imágenes, éstas, 16 años después, no dejan de conmocionarnos y aterrarnos.
Asco: El chapapote tiñe de negro Galicia
El 16 de noviembre de 2002, la Costa da Morte amaneció cubierta de chapapote tras haberse roto, tres días antes, la estructura de un petrolero llamado «Prestige», causante de una de las mayores catástrofes ambientales de nuestra historia. Quizá la palabra asco suene demasiado dura para una emoción, pero dicen los expertos que el asco, el rechazo, es necesario para sobrevivir. ¿Y de qué otra forma definiríamos el paisaje que esta tragedia dibujó? Playas cubiertas de fueloil, animales muertos, familias arruinadas… Pero, como las emociones nunca vienen solas, en contrapartida hubo un espacio para la alegría: la esperanza que regalaron los miles de voluntarios que fueron a ayudar a limpiar.