En la prehistoria ya había obras con alto contenido erótico. También en la Grecia clásica, en el Renacimiento y en nuestros días. A lo largo de los siglos, el ser humano ha echado mano de diferentes expresiones artísticas para su recreo más privado. Y la pintura no ha sido ni mucho menos una excepción.

En la trayectoria del arte íntimo ha habido momentos de libertad, como el que vivió durante el Imperio romano, y de oscuridad. La Edad Media, con sus prohibiciones y represión, marcó una moral en la que el erotismo dejó de estar presente públicamente. Eran años en los que la Iglesia ordenaba, reprimía y condenaba.

Y volvió la alegría

Pero llegó el Renacimiento y con él un poco de aire fresco. La mitología y la aparición de la imprenta fueron aliados perfectos para dar rienda suelta a la exaltación carnal sin escandalizar a los más puritanos. Monarcas de todo el mundo y representantes de la jerarquía eclesiástica se aprestaron a engrosar sus colecciones privadas con obras lascivas ejecutadas por los mejores maestros. Hoy, el erotismo ha recuperado todo su esplendor.

La publicación de The Art of the Erotic (Ed. Phaidon) demuestra que vive uno de sus mejores momentos.

This Knot of Life de Ronald Brooks Kitaj

En esta pintura de 1975, el pintor americano afincado en Londres recrea el erotismo bajo la perspectiva del pop británico, movimiento al que también pertenecieron Francis Bacon y Lucian Freud.

© R. B.Kitaj Estate, courtesy Marlborough Fine ArtKitaj Estate, courtesy Marlborough Fine Art and DACS, London 2017

Swimming Hole, de Thomas Eakins

Considerado una obra maestra del arte americano, fue pintado en 1885. Es uno de los mejores exponentes del homoerotismo.

Carter Museum, Fort Worth, USA

 

Orestes, de Pierre et Gilles

Partiendo de fotografías, estos dos artistas franceses “cincelan” a Orestes, representado por el modelo Staiv Gentis, con toques de pincel maestros. La obra data de 2013.

Courtesy of Pierre et Gilles Pierre et GillesArtKitaj Estate, courtesy Marlborough Fine Art and DACS, London 2017

El nacimiento de Venus, de Alexandre Cabanel

Napoleón III compró esta obra (1863) nada más verla. Al abordar el erotismo desde un punto de vista mitológico, el artista evita escandalizar al público.

The Metropolitan Museum of Art, Nueva York

The Two Friends, de Francis Picabia

Una de las piezas más eróticas del pintor francés. Pertenece a una colección privada. Lejos ya de los desvaríos juveniles cubistas de sus inicios, el artista aborda en 1941 la sexualidad femenina.

© ADA GP, Paris and DACS, London 2017

The Art of the Erotic

Cuidadosamente encuadernado, el libro que edita Phaidon recoge 170 obras eróticas de los mejores artistas.