Por primera vez en la historia de la arqueología, los expertos sugieren que la persona LGTBI hallada en una tumba medieval puede ser no binaria 

Crédito de imagen superior: Universidad de Turku

El género no binario se refiere a personas que no se perciben a sí mismas de un modo masculino o femenino (algo que nada tiene que ver con los genitales). Su identidad puede ser fluida, y transitar por todos los géneros sin que ninguno sea un compartimento estanco.

Por primera vez en la historia de la arqueología, los expertos sugieren que la persona desenterrada en la tumba medieval de Finlandia puede ser no binaria

«La tumba de Suontaka posiblemente perteneció a un individuo con aneuploidía cromosómica sexual XXY. El contexto general de la tumba indica que se trataba de una persona respetada cuya identidad de género bien podría haber sido no binaria», explican en el artículo publicado completo en línea en Cambridge Universtity Press.

La tumba tiene en torno a los 1.000 años de antigüedad. En su interior estaban los restos de un individuo que llevaba broches ovalados sobre tejidos de lana, un estilo de vestir de un “traje femenino típico de la época», escriben los autores del artículo publicado el 15 de julio en la European Journal of Archaeology . Se encontró una espada en el lado izquierdo del individuo, y otra espada, probablemente depositada en algún momento después de que la persona fuera enterrada.

«Desde entonces, la tumba se ha interpretado como evidencia de mujeres poderosas, incluso mujeres guerreras y líderes en la Finlandia medieval temprana», explican los investigadores. Sin embargo, nuevas pruebas de ADN han revelado que la persona es anatómicamente masculina y tenía el síndrome de Klinefelter, una condición en la que un hombre tiene un cromosoma X adicional.

La «I» de LGTBI

El guerrero de la tumba de Suontaka puede ser un ejemplo de un individuo cuya identidad social está fuera de la división tradicional de géneros. “Si las características del síndrome de Klinefelter fueron evidentes en esta persona, es posible que no se haya considerado estrictamente femenino o masculino (no binario) en la comunidad de la Alta Edad Media”, escribe la investigadora principal del estudio, la arqueóloga Ulla Moilanen. “La abundante colección de objetos enterrados en la tumba es una prueba de que no solo fue aceptado sino valorado y respetado”, añade.

Cada célula contiene normalmente un par de cromosomas sexuales, XX para la mujer y XY para el hombre, que determina el sexo de una persona. Una persona con síndrome de Klinefelter tiene células con cromosomas XXY, según la Clínica Mayo . Esta condición puede causar agrandamiento de los senos, infertilidad y un pequeño falo.

Después de encontrar esta característica genética, los investigadores apuntan en el estudio que es posible que la persona sea no binaria.

Cuando encontraron el enterramiento, nadie dudó que allí había un guerrero. Tradicionalmente en arqueología, armas y lucha se han asociado a hombres, algo que ha ocasionado numerosas malinterpretaciones (véase: las mujeres cazadoras de la prehistoria). Suponían que era un guerrero, porque estaba enterrado con una espada. Sin embargo, algo no les cuadraba, y es que, además de espada, había joyas y vestía un traje típicamente de mujer. Inicialmente encontraron una explicación que salvaba la situación. En el enterramiento había otra espada, y los primeros investigadores supusieron que en realidad ese nicho albergó dos cuerpos, y uno de ellos se había “volatilizado”.

Los análisis posteriores han encontrado la explicación, y es un hecho realmente relevante para la historia de la arqueología. La segunda espada fue arrojada muchos años después del enterramiento. Así que quedaba claro que nunca hubo allí dos cuerpos.

Los expertos de la Universidad de Turku demuestran que estamos ante un caso de una persona que desafiaba las creencias tradicionales sobre los roles de género en las comunidades de la Edad Media.

El estudio confirma que solo un individuo fue enterrado en la que se conoce como la tumba de Suontaka, que vestía ropa de mujer y que también tenía una espada sin empuñadura colocada junto a la cadera izquierda. Era un miembro muy respetado de su comunidad, ya que lo depositaron sobre una manta de plumas suaves y junto a pieles y objetos valiosos.

El análisis de ADN ayudó a revelar el misterio. A pesar de que el código genético estaba muy dañado, los expertos pudieron comprobar que la persona enterrada tenía una rara condición genética conocida como síndrome de Klinefelter. Es decir, tiene cromosomas masculinos XY, y una copia adicional del cromosoma X.

“Aunque el conjunto de datos es reducido, es probable que ese individuo tuviera los cromosomas XXY”, destaca la investigadora Elina Salmela, de la Universidad de Helsinki. Los síntomas del síndrome de Klinefelter varían de una persona a otra y, a menudo, son lo suficientemente leves como para que pase desapercibido.

Aunque una persona con cromosomas XXY suele ser anatómicamente un hombre, el síndrome también puede causar el crecimiento de los senos, disminución de la masa muscular o infertilidad, entre otras cosas. La mayoría de los afectados producen poco o nada de esperma.

El síndrome de Klinefelter es uno de los que se incluyen dentro de la definición de intersexualidad, la ‘I’ de las siglas LGTBI, que indica la “cualidad por la que el individuo muestra, en grados variables, caracteres sexuales de ambos géneros”, según define la Real Academia Española de la Lengua (RAE).

La tumba se encuentra en el sitio de Suontaka en el sur de Finlandia. En el momento del entierro, el área alrededor de Suontaka tenía un castro, piedras de sacrificio, cementerios y asentamientos rodeados de campos.

El hecho de que la persona fuera enterrada con espadas y joyas sugiere que se trataba de alguien estimado en la comunidad.

«Se ha sugerido que, en el entorno ultramasculino de la Escandinavia medieval temprana, los hombres con roles sociales femeninos y los hombres vestidos con ropa femenina eran considerados vergonzosos», escriben los investigadores, señalando que el nuevo hallazgo arroja dudas sobre esta idea.

Debido a que las espadas y las joyas cuestan una cantidad considerable de dinero, es probable que esta persona provenga de una familia rica y posiblemente influyente, escribió el equipo de investigación.

«El individuo podría haber sido un miembro respetado de una comunidad al pertenecer a una familia relativamente rica», escriben los investigadores.

Otra posibilidad es que la persona fuera un chamán o un mago. Los textos sobrevivientes de la época sugieren que algunos chamanes y usuarios de magia eran hombres que vestían ropa de mujer porque el dios nórdico Odin «estaba asociado con la magia femenina”, añaden los investigadores.

La muestra de ADN era pequeña y para analizarla solo pudieron leer un número relativamente pequeño de secuencias genéticas. Esto significó que los investigadores tuvieron que desarrollar un sistema de modelos matemáticos para determinar que la persona era anatómicamente un hombre con síndrome de Klinefelter, dijo la autora principal del estudio, Ulla Moilanen, estudiante de doctorado en arqueología en la Universidad de Turku en Finlandia. El sistema de modelado que desarrollaron los investigadores nunca se había utilizado antes, dijeron en el documento.

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