En el transcurso de seis millones de años de evolución humana, el tamaño del cerebro aumentó un 300 por ciento. ¿El consumo de carne fue la causa?

Imagen superior de Karen Carr Studios, cortesía del Programa Orígenes Humanos del Smithsonian

Nuestros enormes y complejos cerebros pueden almacenar y procesar décadas de información en fracciones de segundo, resolver problemas multifactoriales y crear ideas e imágenes abstractas. Es un prodigio indiscutible, que debemos a la evolución, y que alberga las bases de la humanidad. El tamaño relativo del cerebro humano, en relación con el resto del cuerpo, es el mayor de todas las especies. ¿Qué le hizo crecer tanto?

Muchos científicos apuestan porque el aumento de la carne en la paleodieta, un momento de la evolución tuvo mucho que ver con el desarrollo del cerebro de nuestros ancestros. El aporte de calorías que la carne supuso, según afirma esta hipótesis, permitió que el cerebro y el cuerpo de uno de nuestros primeros ancestros, el Homo erectus, aumentaran su tamaño.

Para afirmar que el consumo de carne aumentó, se basan, principalmente, en restos fósiles encontrado en sitios arqueológicos antiguos a partir de hace dos millones de años, porque entonces empiezan a aparecer marcas en huesos de animales que se corresponden con haber sido comidos por un humano. Pero, ¿antes no comían carne?

La duda razonable

Sin embargo, un nuevo estudio publicado en PNAS argumenta que la evidencia detrás de esta hipótesis es estadísticamente defectuosa. Incluso antes del estudio, muchos expertos sospechaban que el vínculo entre los carnívoros y los cerebros y cuerpos más grandes en los humanos primitivos no estaba del todo claro.

El nuevo estudio, que lidera W. Andrew Barr, paleoantropólogo de la Universidad George Washington, revisa los datos sobre la aparición de marcas de carnicería en nueve focos arqueológicos de actividad humana temprana en África oriental, de 2,6 millones a 1,2 millones de años de antigüedad.

Lo que ha encontrado es un interesante sesgo mantenido a lo largo del tiempo, y es que, como parece obvio, se encuentran más restos con marcas de carnicería en aquellos sitios más estudiados, es decir, los que son más superficiales y accesible. Esto no permite establecer como conclusión que aumentara el consumo de carne, sino que hace falta estudiar más en profundidad yacimientos previos.

Cada uno de estos sitios contiene múltiples capas de sedimentos; cuanto más profundas son las capas, más antiguos son los tesoros que contienen.

Las capas que tienen entre 2,5 y 2 millones de años simplemente no están tan expuestas, y por lo tanto no son tan fáciles de estudiar.

¿Comían menos carne nuestros antepasados antes de esa fecha? Pues según este estudio, no es posible dar una respuesta concluyente.

Según el estudio, el consumo de carne se mantuvo esencialmente constante entre hace 2,6 millones y 1,2 millones de años.

Pudo no ser la carne

En lugar de un repunte en el consumo de carne, hay otras explicaciones a la humanización asociada al tamaño del cerebro.

Por ejemplo, el establecimiento de la cocina, que hace que los alimentos sean más fáciles de digerir, puedo haber impulsado una mayor ingesta de calorías y, por lo tanto, cerebros más grandes.

Los humanos también pudieron conseguir más calorías a medida que sus grupos se volvieron más complejos socialmente. Una familia extensa cazando y recolectando para el grupo consigue una mayor cantidad de alimentos para toda la familia. Esta es la conocida como “hipótesis de la abuela”.   

Así, es posible que la hipótesis de que «la carne nos hizo humanos» sea demasiado simplista.