La película del sueño parece montada por un director excéntrico, tipo David Lynch. Sin embargo, todo tiene un porqué dentro de la cabeza

José T. Boyano, Universidad de Málaga

El director de la película, obviamente, es nuestro cerebro, específicamente, la amígdala, una estructura pequeña, escondida en el interior del lóbulo temporal. Es la encargada de marcar los contenidos emocionales, es la música que da el tono emocional. ¿Por qué el argumento del sueño nos parece surrealista o absurdo? Los protagonistas son eventos destacables del día. Si están cargados de emoción, tienen probabilidades de ser elegidos en el casting.

En paralelo, cada neurona puede combinarse con miles de millones. Las neuronas activas pueden llamar a antiguas amigas. Los neurocientíficos dicen que las neuronas son muy ruidosas. Por este motivo, se activan muchas conexiones adyacentes. Son actores secundarios que rellenan nuestros sueños. Y así, junto a eventos del día, aparecen personas o escenas familiares que hace tiempo no veíamos.

Entonces, ¿qué significan nuestras ensoñaciones? No hay que prestar tanta atención al argumento –esa historia intrigante que Freud intentaba descifrar–, ya que es debido a la presencia del azar en el proceso. Unos contenidos emocionales llaman a otros episodios de tono emocional similar.

Lo esencial es la emoción predominante, el tema de la película.

La película del sueño se rueda sin público, en el inconsciente.  Si la escena es muy intensa, el cerebro nos despierta antes de tiempo

Si el sueño es una comedia, probablemente viva usted un momento feliz. Si es de terror, el miedo está presente durante el día. Si es un thriller, puede haber ansiedad. Todo el montaje ocurre de forma inconsciente e involuntaria. La mayoría de las veces, no lo recordamos al despertar. En este aspecto, Freud tenía razón. La película se rueda sin público, en el inconsciente. ¿Nadie la ve? Si la escena es muy intensa, el cerebro nos despierta antes de tiempo. Ya hay un espectador en la sala. Nuestra consciencia.

Sueño y memoria

En realidad, todas las fases del sueño parecen interaccionar de forma mucho más compleja y contribuir a la consolidación. Incluso la alternancia entre las fases de ondas lentas y el sueño REM durante el sueño juega un papel en los recuerdos de las experiencias. Por ello se dice que el procesamiento de la memoria es dependiente del sueño.

En resumen, el cerebro se ocupa de mantener viva la información importante. Imaginemos un profesional que, tras una noche sin dormir, no recuerda ninguna de sus tareas pendientes. El sueño cumple este objetivo, sintetizar lo relevante. Estos datos se repasan, se resumen y están disponibles al despertar.

Además, el dormir cumple muchas otras funciones, relacionadas con la higiene neuronal. Dormir poco, menos de entre 5 y 8 horas, constantemente, se asocia con un incremento de la mortalidad. No tema dormir, no perderá el tiempo, pues mientras usted descansa su cerebro trabaja de muy diferentes formas. El sueño favorece la creatividad y la resolución de problemas.

Por encargo del poeta Lord Byron, Mary Shelley tenía que escribir un relato. Tras una pesadilla, nació Frankenstein

La literatura ha recogido muchos sueños famosos que reflejan esta función. Por encargo del poeta Lord Byron, Mary Shelley tenía que escribir un relato. Tras una pesadilla, nació Frankenstein. El poeta Samuel Coleridge soñó un largo poema sobre Kubla Khan, lo que maravillaba a Borges. En el campo de la química, Mendeléyev confesó que se le había ocurrido la tabla periódica durante un sueño.

José T. Boyano, Profesor Asociado de Psicología. Orientador Educativo, Universidad de Málaga

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.