El deseo sexual, tanto de practicar sexo en pareja como de masturbarse, no es necesariamente más alto a los veinte años, según un nuevo estudio

Por lo general se acepta que, a medida que envejecemos, nuestro deseo sexual disminuye. Los estragos del tiempo afectan nuestra motivación para la actividad sexual y reducen la frecuencia de los pensamientos eróticos. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Archives of Sexual Behavior cuestiona esta visión fatalista y deprimente.

Un equipo internacional de científicos reunió datos de una extensa encuesta realizada entre 2007 y 2018 en la que se interrogó a 8.150 participantes de entre 15 y 80 años sobre sus niveles de deseo sexual. El deseo se desglosó en tres categorías: tener actividad sexual con una pareja dedicada, tener actividad sexual con una «persona atractiva» no especificada o tener actividad sexual con uno mismo (masturbación).

Según la encuesta, el deseo de las mujeres de tener relaciones sexuales en pareja (diádicas) alcanza su punto máximo a mediados de la década de los veinte y se mantiene alto hasta mediados de los cuarenta, para luego descender de forma constante. Este patrón es compatible con la hipótesis de que el deseo sexual diádico de las mujeres aumenta durante la fase de la vida en la que son más fértiles.

Sin embargo, el deseo femenino de masturbarse no sigue esta simple trayectoria. Alcanza su punto máximo a mediados de la veintena, luego disminuye hasta los 60 años y vuelve a aumentar ligeramente hasta los 80.

El deseo de los hombres de mantener relaciones sexuales con una persona atractiva sigue una curva más sencilla, alcanzando un pico después de los cuarenta años para después disminuir gradualmente. Su deseo de masturbarse sigue una curva más o menos similar que alcanza su punto máximo a principios de la treintena y después disminuye gradualmente hasta los sesenta años, para luego caer mucho más rápido.

Curiosamente, el deseo masculino de tener relaciones sexuales con una pareja dedicada alcanza su punto máximo en torno a los treinta y cinco años, antes de caer ligeramente en la mediana edad y volver a aumentar. Las tendencias apuntan a que el deseo sexual masculino parece ser más «promiscuo» al principio, antes de centrarse más en la monogamia más adelante.

En general, los resultados contradicen la idea de que los hombres y las mujeres experimentan una mayor excitación sexual  a los veinte años. Más bien, el punto álgido del deseo sexual parece producirse generalmente en la mediana edad.

REFERENCIA

Age Effects on Women’s and Men’s Dyadic and Solitary Sexual Desire.