Revista Quo: ¿Las actuales revueltas habrían sido posibles en otro contexto, sin Twitter y Facebook?

Nicholas Carr: Obviamente, hubo revoluciones en el pasado. Pero cuando aparece una nueva tecnología de comunicación, se utiliza para esquivar el control del gobierno. Inicialmente, ni Facebook ni Twitter fueron diseñadas como herramientas de revolución. Pero si las pones en un contexto social en el cual la gente quiere rebelarse, se utilizarán con este objetivo.

RQ: También es interesante el otro lado, cómo los gobiernos ponen barreras.

NC: Evidentemente, el poder puede utilizar las redes para controlar quién dice qué. De este modo se puede monitorizar a los usuarios rebeldes y encarcelarlos, como ocurrió en Irán.

RQ: ¿Internet es, por tanto, un arma de libertad?

NC: No creo que nos permita ser totalmente libres. Las revoluciones en Egipto y Túnez son un ejemplo de cómo los humanos tenemos control sobre la tecnología hasta cierto punto. Pero esta al mismo tiempo es una influencia en cómo actuamos. Y no es una influencia que necesariamente podemos decidir. Mucha gente dice que si pasamos demasiado tiempo conectados, simplemente podemos desconectar de la red y no hay problema. Pero si en nuestro trabajo nos comunicamos a través de ese canal, no es nuestra decisión estar online o no.

RQ: ¿Está cambiando internet la forma en que actuamos y razonamos?

NC: Mucha de nuestra credibilidad en la información que vemos en internet tiene relación con una creciente sofisticación de nuestros conocimientos. Esto no quiere decir que a veces nos engañen, pero cada día somos mejores en distinguir las fuentes fiables de información.

RQ: ¿La red ha democratizado el acceso a la información?

NC: Por supuesto. Facebook y Twitter, internet en síntesis, por primera vez han permitido que mucha gente se comunique instantáneamente. Antes era imposible organizarse y hacer saber lo que estaba ocurriendo. Pero, la red y los ordenadores también son formas de control. Los gobiernos y las empresas recopilan a través de ellos información sobre nosotros. Esto les permite saber qué elegimos y cómo nos comportamos. Y esto también es una fuente de información y de poder para los poderosos. Por tanto, son una nueva forma de control.

Redacción QUO