Cierra los ojos. No necesitas mirarte para conocer la posición de tu cabeza, cuello o extremidades.
Para ello, el cuerpo humano ya dispone de millones de sensores microscópicos en los músculos y en las articulaciones, llamados ‘propioceptores’, que suministranal cerebro información suficiente en cada momento para hacerse una composición de lugar y disponer de un mapa ‘interno’ del cuerpo.
No obstante, hay veces en las que esta propiocepción no es suficiente; sobre todo, cuando se trata de realizar actividades que requieran una gran precisión. Y en eso, las manos son nuestras auténticas especialistas. Por eso, para tener una buena referencia de su posición exacta, los ojos miran regularmente las manos.
Ahora cruza las manos como se expone en las fotografías e intenta mover un dedo. ¿Lo has conseguido o ha sido otro el que ha ‘saltado’?
Tus manos están en una posición ‘extraña’, y al cerebro no le casan las informaciones que recibe de la vista y de los propioceptores, lo que provoca un ‘cortocircuito’. El resultado: al intentar mover un dedo el que salta es otro..
Redacción QUO