Intenta recoger un objeto que te lance otra persona.
Si estáis muy juntos, tal vez no seas capaz de reaccionar a tiempo, por lo que tendrás que retroceder unos pasos, hasta disponer de una distancia adecuada para tu capacidad de reacción. Pero, ¿cómo afecta a tu ‘distancia de reacción’ el tener que tomar una decisión?
Descúbrelo con este experimento: en él, tu compañero dispone de dos objetos, de los cuales tú sólo quieres coger uno.
Cuando te lance uno de los objetos, tu cerebro invertirá un tiempo en discernir si es el que le interesa antes agarrarlo.
Comprobarás que tomar una decisión afecta a tu ‘distancia de reacción’, que tendrás que ampliar.
Cuanto más compleja sea la toma de la decisión —coger la pelota azul, pero sólo si la tira con la mano izquierda, por ejemplo—, más tiempo necesita tu cerebro y más tardas en reaccionar.
Demostrado: pensar lleva su tiempo. Lo que justifica que, aunque el cerebro no crece, no se mueve y supone sólo una cincuentava parte del peso total del cuerpo, consume el 25% del oxígeno y el 20% de la glucosa que demanda nuestro organismo.
Redacción QUO