El egosurfing o Vanity Searching es la práctica de buscarse a uno mismo en internet. El termino lo acuñó por primera vez Carton Sean en los años 90 y en 1995 fue recogido por la revista Wired por primera vez.

Los egosurfers, que reconócelo, casi todos lo hemos sido alguna vez, buscan su nombre o apodo en internet, con el fin de que el buscador arroje los datos que tiene registrados sobre él. De esta forma, puedes enterarte lo que se dice sobre ti o incluso, llegar a encontrar tus multas de tráfico. Tampoco te librarás de aparecer si estás registrado en una lista de antiguos alumnos o han publicado tu nombre en el BOE.

La mejor forma para que el buscador ofrezca la aproximación más adecuada y real mientras surfeamos buscando nuestro nombre, es hacerlo mediante la búsqueda personalizada o poniendo nuestro nombre entre comillas. De esa forma, limitaremos los resultados a nuestro interés. Una vez lo hayamos puesto en Google. presionamos ‘buscar’ y nos aparecerá un número de resultados. El número de documentos obtenidos es tu número Google, el cual indica tu nivel de popularidad (que no de importancia). Si buscamos por «Belén Esteban», veremos que el número de documentos de Google que aparecen en la búsqueda son 2.340.000, su número Google, mientras que si buscamos por «Obama», la cifra que nos arroja es de 634.000.000 de resultados. Ambos son populares, y Obama es influyente, pero si en cambio buscamos por otra persona tan influyente como Teresa de Calcuta, veremos que nos arroja unos pocos menos que a Belén Esteban: 1.960.000.

En 2007, según un estudio realizado por la empresa Pew Internet & American Life Project, el 47% de los americanos adultos han realizado una búsqueda vanidosa en Google u otro motor de búsqueda. Posiblemente hoy, ese estudio daría cifras muy superiores a consecuencia de la consolidación de internet como medio. El término ha sido incluido este año en el Diccionario Oxford.

Redacción QUO